La menor incidencia en los casos de coronavirus permite una cierta relajación en las medidas de seguridad. Las autoridades cuentan que nos enfrentamos a una nueva fase de "vigilancia y control" del virus. En lugar de realizar un control exhaustivo sobre todos los positivos, únicamente se centrarán en los contagios de dos tipos de personas.
Serán la población mayor de 60 años y personas vulnerables por enfermedad y embarazadas. También se le prestará atención a sus probables complicaciones e ingresos en centros hospitalarios.
De esta forma, se le resta trascendencia a las personas con coronavirus que presenten síntomas leves o que carezcan de ellos. Lo mismo ocurrirá con sus contactos estrechos, que ya se suprime la obligación de realizar aislamiento en los primeros y las cuarentenas en los últimos.
Estos son algunos de los planteamientos que maneja el Gobierno español y recoge el borrador aprobado por la Ponencia de Alertas frente al covid. De momento cuenta con el visto bueno de la Comisión de Salud Pública, pero su entrada en vigor tardará un tiempo.
Es preciso que la ocupación de las camas UCI y de los hospitales alcancen el nivel de riesgo bajo en el país. Además, debe haber una tendencia a la baja durante las últimas dos semanas. España se encuentra muy próximo a alcanzar ese punto de reducida incidencia en los centros médicos, pero todavía no ha llegado.
En la actualidad, el porcentaje de ocupación en la UCI con enfermos covid alcanza el 11,38%, cuando el nivel bajo se sitúa entre el 5 y el 10%. Por su parte, en planta, estas cifras se elevan hasta el 5,84% en estos momentos. El límite para considerarse bajo sería entre 2 y 5%.
Una vez que se alcancen estos parámetros con el coronavirus será el momento de iniciar una nueva fase de vigilancia. Se centrará la atención en el grupo de más de 60 años y en personas vulnerables, además de revisar los casos más graves.
La Ponencia de Alertas cree que es importante la secuenciación y el control de las aguas residuales. Principalmente para detectar nuevas variantes que surgirán a lo largo de este año. "No se puede suponer que ómicron será la última variante de preocupación", señalan.
Cuentan que a lo largo de 2022 y en los próximos años "podrán surgir variantes con diferentes características de transmisibilidad, espacio inmunológico y gravedad". Así lo contempla el citado borrador, que considera que "se deben conservar las estructuras extraordinarias de vigilancia y control".
El nuevo periodo de vigilancia que maneja el Gobierno implica una serie de cambios importantes. Los positivos con síntomas leves o sin ellos ya no deberán cumplir un "aislamiento estricto". La obligación de estar en casa primero dos semanas, luego 10 días y finalmente 7 días se sustituye por otra alternativa.
Controlar el coronavirus con una serie de medidas
La recomendación que se realiza a los positivos por coronavirus es que tomen medidas de prevención durante 10 días. Esto implicará, por ejemplo, utilizar mascarilla, evitar los contactos sociales, los eventos multitudinarios y teletrabajar si fuera posible.
A los que presenten síntomas como fiebre, lo adecuado es que se queden en sus domicilios hasta que desaparezca la enfermedad o mejore. También se eliminan las cuarentenas para los contactos estrechos, que solo se conservaban en colegios y con los no vacunados. Hace meses se decidió que los vacunados que fueran contacto estrecho de un infectado no debían quedarse en casa.
Habrá una mayor vigilancia en las residencias, al entender que conviven personas vulnerables por edad y enfermedad. A diferencia de otros grupos de población, estos sí que serán sometidos a pruebas PCR. Lo mismo ocurrirá con los mayores de 60 años con síntomas, inmunodeprimidos y embarazadas, además de personas con infecciones respiratorias.
En el caso de que un residente diera positivo por coronavirus, se le tendrá que aislar hasta que se conozca el resultado de la PCR. Se alargará hasta cinco días después de confirmarse el diagnóstico.