Miguel Ricart pasó a formar parte en 1992 de la crónica negra de este país. Será siempre recordado por su participación en el asesinato de las niñas de Alcàsser junto con Antonio Anglés, que acabaría huyendo. Este último continúa en busca y captura, siendo uno de los fugitivos más buscados por la Interpol.
La ausencia de su compañero, le situó a él en el punto de mira. La justicia le acabaría condenando a 170 años de cárcel por secuestro, tortura, violación y asesinato de Miriam, Toñi y Desirée. Las tres jóvenes, de entre 14 y 15 años, se subieron a un coche tras hacer autostop, y ahí se les perdió la pista.
Ricart solo cumplió 21 en prisión gracias a la doctrina Parot. Desde 2013 se encuentra en libertad. Los medios trataron de hacerle un seguimiento desde que saliera del centro penitenciario, pero en algún momento consiguió despistar a los periodistas.
Esta doctrina fue aprobada por el Supremo en 2016, y estableció una serie de beneficios penitenciarios para algunos presos. Entre ellos, se encontraba uno de los asesinos de las niñas de Alcàsser, que vio reducida su condena de manera importante.
Han transcurrido casi 30 años desde que protagonizara este crimen. Sin embargo, su nombre siempre ha sonado con fuerza, y más en estos momentos.
Los dos asesinos de las jóvenes están en la calle. Uno ha cumplido con la ley, y el otro se encuentra fugado de la justicia. En las últimas semanas aseguran que han intensificado la búsqueda de Anglés, pero su paradero fue siempre una gran incógnita.
Se había barajado la posibilidad de que se montara en un buque y acabara arrojándose al mar. La otra teoría que manejan es que llegara hasta Sudamérica, donde pudo haberse creado una nueva identidad.
Miguel Ricart huye de todos
Miguel Ricart, por su parte, trata de llevar una vida lo más discreta posible. No quiere saber nada de los medios de comunicación, que en alguna ocasión le han seguido la pista.
Hace unos meses fue noticia tras ser identificado por la Policía en un piso okupado de Carabanchel. Se encontraba allí en compañía de otras personas, pero en realidad no residía allí. Al parecer, había acudido a aquella vivienda en compañía de un amigo para comprar droga.
Desde que saliera de prisión en 2013 ha recorrido varias localidades españolas. En un primer momento cogió un tren destino Madrid, para a continuación seguir su camino hasta Linares, en Jaén. Allí tampoco conseguiría establecerse.
En cuestión de dos semanas pasó por Córdoba, Valencia, Girona y Francia, donde se le perdería el rastro. Esos movimientos indicaban que posiblemente buscaba despistar a la prensa. En cualquier caso, su rostro era muy reconocido en toda España, su imagen había salido en todos los periódicos.
Y a nadie le gustaría tener de vecino a una persona como Ricart. Lo último que se supo de él fue en enero de este año, cuando los agentes le identificaron en ese piso okupa. Está en libertad, como un ciudadano más, y puede llevar una vida normal.
El condenado por el caso de las niñas de Alcàsser siempre denunció el maltrato que había sufrido. Tenía la sensación de que al desaparecer Anglés, todas las culpas habían recaído sobre él.
Su compañero en aquel crimen sigue desaparecido y las autoridades siguen buscando pistas para conocer su paradero. Recientemente se activó una alerta policial europea para tratar de localizarlo. Se han realizado durante los últimos años varios retratos robots sobre cómo sería en la actualidad, pero los resultados no fueron los esperados.
Nadie es capaz de dar con él. Es como si la tierra se lo hubiera tragado.
EL VÍDEO DEL DÍA