España tiene 2 millones de personas que aún no han recibido la vacuna. Tanto el Gobierno como las comunidades trabajan en un plan para convencerles. Y es que el objetivo de las administraciones es conseguir que el 90% de la población reciba el pinchazo para alcanzar la inmunidad de rebaño.
El plan de vacunación contra la COVID-19 continúa a buen ritmo en toda Europa. Ya quedan atrás los problemas de abastecimiento que habían retrasado el inicio de la campaña.
Ahora que se dispone de las suficientes dosis, el inconveniente reside en encontrar brazos para inyectar esa vacuna. En algunos países el proceso se encuentra estancado, con un porcentaje de ciudadanos aún por inmunizar.
En la Unión Europea, el 65% de la población ya cuenta con al menos una dosis, mientras que con la pauta completa hay un 57,9%. Así se desprende de la información del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades.
La población de menos de 12 años supone el 12% de los españoles. Todavía carecen de un fármaco autorizado contra el virus. Por lo tanto, habría que llegar al 88% de los ciudadanos para conseguir esa ansiada inmunidad de grupo.
España es uno de los países más avanzados en cuanto a la administración de vacunas contra la COVID-19. El 77,4% ya cuenta con un pinchazo como mínimo. Solo le superan en esta clasificación Portugal y Malta, con un 84,4% y un 80%, respectivamente.
En cualquier caso, hay un elevado número de rezagados, que por un motivo u otro no se han vacunado. Esto ha provocado que tanto Sanidad como las comunidades autónomas se vean obligadas a tomar cartas en el asunto. La intención es elaborar una serie de planes específicos para convencer a estas personas, recoge Confidencial Digital.
Alguna región ya ha admitido que se encuentra trabajando en ese objetivo. Exploran distintas fórmulas para combatir ese problema, que afecta sobre todo a las personas de entre 20 y 35 años. A simple vista parece un grupo de edad libre de complicaciones, pero se ha comprobado como jóvenes de estas edades han sido hospitalizados.
Las negativas a la vacuna
Las comunidades trabajan en un plan nacional para convencer a esos rezagados. Estiman que la cifra se elevaría hasta los 2 millones de personas. Dentro de este grupo hay que diferenciar tres tipos de personas.
Por un lado, los que no quieren vacunarse. También los que tienen miedo y pretenden aplazar la vacunación hasta observar los efectos en los demás. Mientras que el tercer segmento hace referencia a los que ya han sufrido coronavirus y piensan que no deben recibir una inmunización extra.
La idea para convencer a esta parte de la población pasa por proporcionarles una serie de descuentos y beneficios. Sería en actividades de ocio, culturales y grandes eventos. A cambio de esto, solo tendrían que vacunarse.
Puede tratarse de una solución un tanto controvertida, ya que discriminaría a aquellos que sí optaron por recibir la dosis cuando les tocaba. Las autoridades sanitarias no ven problemas y piensan que no hay motivos para que la Justicia tumbe estas medidas.
De momento se ha descartado seguir la línea de Reino Unido, que había ofrecido descuentos para restaurantes a estos grupos.
Una vez que finalizara agosto había intención de recuperar el ritmo de vacunación de otros meses. Pero parece complicado que se lleguen a alcanzar. Por eso manejan la posibilidad de proporcionar la vacuna a domicilio, sin que sea preciso desplazarse a ningún punto.
También se intentará intensificar las llamadas telefónicas a los hogares para tratar de darles una nueva oportunidad a los que no hayan querido. Con ello pretenden informar y aclarar cualquier duda que pueda surgirles.
Incluso han trabajado con influencers para convencer al grupo de edad de 12 a 19 años sobre los beneficios de la vacuna.