La desaparición de Pablo Sierra la noche del jueves de la semana pasada sigue siendo un misterio. Pero algo ha cambiado estos últimos días. La Policía dejó de buscar en el río y se centró en descampados y solares de los barrios de la periferia más peligrosos, y lo hicieron por una razón.
Ahora ha trascendido que el móvil de Pablo, hallado a 7 kilómetros de donde desapareció, estaba manchado de sangre. Eso ha dado un giro a la investigación. Inicialmente se trató como una posible desaparición voluntaria, pero la principal hipótesis ahora es que el joven podría haber sufrido una agresión violenta.
“Desaparición violenta por agresión”, así es como ha pasado a calificarse el caso de Pablo. Si finalmente se confirma el origen violento de la desaparición, es probable que todo acabe de forma dramática. Sin embargo, amigos y familiares de este joven estudiante de medicina mantienen la esperanza de hallarle vivo.
Angustiados y preocupados
Pablo Sierra, de 21 años y estudiante de Medicina en la Universidad de Extremadura, desapareció la noche del jueves en el centro de Badajoz. Había estado tomando algo con amigos, y se disponía a volver a la residencia donde vive con su hermano gemelo. Su móvil apareció junto a la orilla del río Guadiana.
Para la familia de Pablo Sierra, “hay motivos para la esperanza porque tampoco hay nada que demuestre lo contrario”. Según su portavoz, todas las hipótesis siguen abiertas y piden la colaboración ciudadana. “Es verdad que el tiempo va pasando, pero mantenemos la fe en encontrarlo sano y salvo”, han afirmado.
Susana, tía del joven desaparecido, asegura en El Mundo que “es un chico 10” y que “nunca nos ha dado ningún problema”. La mujer ha revelado que la familia se encuentra “angustiada y preocupada”. Pero confían en la labor de la Policía para un rápido desenlace con final feliz.
¿Qué pudo pasar?
Sin embargo, las últimas informaciones reveladas por fuentes de la investigación no son muy alentadoras. Además del análisis del móvil, los agentes han interrogado a la última persona que vio a Pablo con vida, un amigo suyo. Y este ha revelado otra información que refuerza la hipótesis de la desaparición violenta.
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Pablo estuvo hasta las dos de la madrugada en la calle Zurbarán, una zona de bares en el casco antiguo de Badajoz. El interrogatorio a su amigo confirma que mantuvo una disputa con otro joven a la salida de un pub. La cosa no fue a mayores, e incluso se intercambiaron sus números de teléfono para quedar otro día y solucionarlo.
Luego se despidió de su amigo con la intención de coger un taxi y volver a la residencia. Ahí es donde se le pierde la pista, y donde puede estar la clave para resolver el caso. ¿Llegó a subir Pablo a un taxi o un autobús para volver a casa?
Tras sus últimos pasos
Para responder a la incógnita, la investigación se centra ahora en revisar las cámaras de seguridad de las calles donde pudo haber desaparecido. También comprueban en su móvil las personas con las que pudo hablar o intercambiar mensajes. La posición del GPS también es vital para establecer su recorrido.
En definitiva, se trata de reconstruir los últimos pasos de Pablo antes de desaparecer. Los tres primeros días, la búsqueda se centró en la zona del río donde apareció el móvil, pero sin éxito. El lunes empezaron a buscar en solares y descampados de los barrios periféricos de Badajoz, donde hay una mayor peligrosidad.
En un primer momento, los investigadores no desvelaron el motivo de ese cambio. Ahora sí ha trascendido. Hay varios indicios que refuerzan la hipótesis de que Pablo pudo sufrir un ataque violento aquella noche, y si la cosa acabó mal, su cuerpo podría estar en algún descampado de las zonas marginales.
Llamamiento ciudadano
La realidad es que una semana después, no hay ni rastro del joven y la búsqueda sigue activa. Las patrullas de seguridad ciudadana fueron suspendidas para no entorpecer la investigación, y para evitar caer en la desmoralización. Decenas de voluntarios peinaron todas las zonas habidas y por haber, y no encontraron ningún rastro.
“Llamamos a que se difunda todo lo posible su desaparición para que llegue a todo aquel que pueda haber visto algo”. Es el llamamiento desesperado de la familia de Pablo. El joven mide 1,75 metros de altura, tiene el pelo castaño, el flequillo rizado y vestía camisa azul, vaqueros y zapatillas blancas.
La Universidad de Extremadura se ha volcado con el caso. El rector, Antonio Hidalgo, se ha puesto en contacto con la madre para ofrecerle todo lo que necesite. Se ha distribuido un correo a todos los alumnos de la Facultad de Ciencias por si alguien tuviese un dato que ayude a resolver el caso que mantiene a Badajoz en vilo.