514 días, es lo que lleva desaparecido Jorge Alamillo sin que nadie de su entorno tenga idea de donde puede estar. Se le perdió la pista el 24 de mayo de 2020 en Candón, Huelva, cuando salió a hacer deporte y nunca volvió a casa. Desde entonces, muchas hipótesis y pocas certezas.
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El día que desapareció, España estaba empezando la desescalada después de muchos meses de restricciones. Era el primer fin de semana después de la pandemia, y Jorge y los suyos decidieron pasar el día en familia en una casa que tienen en Candón. “Ahí empezó la pesadilla”, recuerda su hermana María José.
Salió de casa para hacer ruta
En mayo de 2020, España empezó una desescalada por fases que permitía por primera vez salir a la calle con relativa normalidad. Uno de los millones de españoles que aprovecharon aquellas primeras jornadas para salir fue Jorge Alamillo. El joven de 41 años era un amante del deporte y la naturaleza.
El 24 de mayo salió de casa con la intención de hacer una ruta por el entorno natural de la aldea. Sus padres le esperaban para comer, ya que los allegados se habían reunido en su casa familiar. Pero las horas fueron pasando, y Jorge no daba señales de vida.
Su madre lo llamó, y estaba agitado
El joven salió de casa sobre las nueve de la mañana, y sobre las once y cuarto su madre lo llamó. Su hermana recuerda aquellos instantes como si fuera ayer. Lo notó como agitado, como si estuviera corriendo, le dijo que estaba cerca de casa y que ya iba para allá.
Han pasado un año, cuatro meses y 24 días. Tiempo suficiente como para que los suyos se hayan imaginado todo tipo de hipótesis, desde un accidente a una desorientación, o incluso algo peor. La desaparición de Jorge Alamillo se ha convertido en una agonía para sus familiares, y en un rompecabezas para la policía.
Lo último que se sabe de él
La Guardia Civil ha peinado 70 kilómetros de campo sin una sola pista. Solo salió con una botella de agua y el teléfono móvil, y lo último que saben de él es la conversación que tuvo con su madre. A la siguiente llamada ya no respondió, y entonces le perdieron el rastro.
A las 5 de la tarde, el móvil de Jorge dejó de emitir señal y le dieron por desaparecido. Se puso en marcha un operativo formado por familiares y amigos, que empezaron a peinar la zona. Creían que podía haber tenido un accidente y le buscaban para auxiliarlo.
La prioridad era encontrar a Jorge cuanto antes por si le había pasado algo. Primero fueron sus familiares, luego se añadieron amigos, vecinos y voluntarios. Finalmente la Guardia Civil, que organizó un dispositivo de búsqueda activo hasta el día de hoy.
Un chico divertido y alegre
Jorge Alamillo era un chico divertido y alegre al que le gustaba estar siempre de broma. También era un amante del deporte y la naturaleza, y solía hacer rutas en bici, senderismo, running y otras actividades. En 2017 empezó a trabajar en Decathlon, y acabó siendo todo un experto en la sección de Montaña.
Pero la pandemia cortó sus alas y tuvo que pasar varios meses sin salidas ni trabajo. El confinamiento fue especialmente duro para él, ya que no sabía estar encerrado en casa. Cuando se anunció la desescalada mostró su felicidad en las redes sociales.
“Si luchamos hasta el final conseguiremos lo que queremos”, decía, “a pesar de todo lo que está pasando todo esto me está viniendo bien”. El mensaje lo publicó pocos días antes de desaparecer. En sus palabras se deja ver a un joven feliz, ilusionado con la posibilidad de recuperar la vieja normalidad.
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“Estoy valorando cosas que antes no valoraba, porque estaba perdido, poco a poco se irá solucionando la cosa”, añadía. Dejó algunos comentarios más, siempre con un espíritu positivo y dando ánimo a los demás. Así, parece poco probable que se fuera de forma voluntaria.
Lo vieron desorientado
El día que desapareció, Jorge entró en la finca de un vecino más o menos a la misma hora que le llamó su madre. Dijo que estaba desorientada y preguntó cómo regresar a Candón. El hombre le señaló el camino de vuelta, pero al parecer no lo encontró.
Durante toda una semana mapearon la zona, la dividieron por sectores y le buscaron por tierra, mar y aire. Rastrearon los embalses del entorno, utilizaron a los perros de la unidad canina, pusieron en movimiento helicópteros y drones. Pero 514 días después no hay ni rastro de Jorge Alamillo, y el misterio continúa.
La hipótesis más factible es que se hubiera desorientado, y que la confusión aumentara a medida que pasaron los días. Por eso buscaron en ciudades del entorno. Otra posibilidad es que hubiera tenido un accidente, por eso nunca dejaron de buscar en el campo.
La familia recibió llamadas de todas partes, diciendo que le habían visto perdido buscando comida en los contenedores. Todos los avisos resultaron ser falsos, y tiempo después ya no saben qué pensar. Sus hermanos y sus padres solo desean que la pesadilla concluya cuanto antes.
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