Nadie ha podido olvidar la cara de Eric Smith, el niño pelirrojo asesino que en 1993 abusó de un niño de 4 años y lo mató. “Sí, disfruté durante el asesinato”, dijo al jurado con la sonrisa de un psicópata. Cometió el asesinato con 13 años, entró en la cárcel con 14, y ahora saldrá a la calle con 41.
Un tribunal estadounidense lo condenó por asesinato en segundo grado en 1994, con una pena de entre 9 años y cadena perpetua. Eric ha pedido la libertad condicional hasta en once ocasiones, pero los padres lograron evitarlo. Finalmente lo ha conseguido, y volverá a pisar la calle el 17 de noviembre.
Eric, un niño con un grave trastorno
Eric Smith nació el 22 de enero de 1980 en el condado de Steuben, en Nueva York. Creció como un niño normal, adorable, al que le gustaba jugar con sus abuelos, Red y Edie. Su abuelo le recuerda como alguien divertido, que siempre les llenaba de besos y abrazos.
Pero algo se torció en la conducta de Eric. Cuando cometió el crimen, los forenses trataron de entender cómo el entrañable niño se había convertido en un asesino depravado. La respuesta estaba en un trastorno llamado Síndrome Amok.
Pastillas durante el embarazo
Eric fue víctima de bullying en el colegio y desarrolló una personalidad violenta. El Síndrome Amock se caracteriza por estallido de rabia incontrolable. Quienes lo padecen sienten, súbitamente, unas irresistibles ganas de herir y de matar.
Además, en el juicio un psiquiatra explicó que la madre de Eric tomaba un fármaco contra la epilepsia durante el embarazo. Esto pudo haber causado problemas al feto. Pero ni esto ni el bullying escolar sirvieron para exculpar a uno de los asesinos más célebres.
El crimen del niño pelirrojo
Los padres de Eric pensaron que apuntarle a un campamento de verano le ayudaría a relacionarse con otros niños. El 2 de agosto de 1993 se alejó con su bicicleta y divisó a un niño de 4 años en un parque cercano. Era Derrick Robie, que había salido a jugar a fútbol a dos manzanas de su casa.
Derrick llevaba consigo un bocadillo y un refresco, y era la primera vez que salía solo. Eric le atrajo a una zona boscosa, le estranguló con sus propias manos y le puso en la boca el bocadillo hecho una bola. Luego levantó una piedra de dos kilos y la arrojó varias veces contra la cabeza del menor.
Una crueldad infinita
Derrick ya estaba muerto, pero el niño asesino siguió ultrajando su cuerpo. Con una piedra más pequeña le provocó otra herida en el pecho, virtió el refresco sobre el cadáver, le bajó los pantalones y le introdujo un palo en el recto.
Eric Smith - The 13-Year-Old Killer | Kids Who Kill
Cuatro horas después encontraron el cuerpo sin vida del pequeño. La policía sabía que Eric había sido el último en ver a Derrick con vida, pero el sadismo empleado parecía obra de un adulto. Se les heló la sangre cuando el propio Eric confesó el crimen sin ningún atisbo de remordimiento.
Juzgado como un adulto
En el lugar del crimen encontraron las gafas de Eric, y en su baño sangre de Derrick. Todas las pruebas lo confirmaban, y el suyo se convirtió en uno de los casos más mediáticos. En 1994 fue juzgado como un adulto según las leyes de Nueva York.
La estrategia de la defensa consistió en demostrar que Eric no era plenamente consciente de sus actos. Su abogado argumentó que padecía un síndrome explosivo intermitente debido al acoso escolar y la ira reprimida. “Empecé a creer que yo no era nadie, cuando iba a la escuela iba al infierno”, relató el acusado.
Los forenses le describieron como un niño de bajo coeficiente intelectual y con problemas de autoestima. También tenía un defecto en las orejas causado por el medicamento que tomaba su madre durante el embarazo. Eso le hizo ser objeto de burlas en el colegio.
Un asesino sádico y despiadado
Pero el fiscal presentó a Eric como un pequeño sádico que había disfrutado cometiendo un crimen a sangre fría. La actitud del niño durante el juicio parecía corroborar esa versión. Esbozó una sonrisa, y apenas se inmutó, cuando el jurado popular le consideró culpable.
Eric no mostró ningún arrepentimiento y reconoció haber disfrutado durante el asesinato. “Por primera vez el daño se lo estaba haciendo a otro, y no a mí”, explicó. Fue encerrado en un reformatorio hasta que al cumplir la mayoría de edad, en 2001, fue llevado a la cárcel.
Saldrá a la calle con 41 años
En 2002 cumplió las condiciones para pedir la libertad condicional, que se le ha negado en varias ocasiones. Como condición le pedían que se arrepintiera de los hechos, algo que hasta ahora no había sucedido. El pasado 5 de octubre, volvió a pedirla.
La junta de libertad condicional ha analizado sus antecedentes penales, su comportamiento, el riesgo que supone para la seguridad pública y sus posibilidades de reinserción. El próximo 17 de noviembre saldrá a la calle: actualmente tiene 41 años.