Nuevas investigaciones sobre el COVID-19 reflejan que muchas de las muertes por coronavirus provienen de un defecto del sistema inmune del ser humano. Se ha llegado a esta conclusión tras un estudio internacional en el que ha participado el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
El estudio deja claro que la probabilidad de desarrollar anticuerpos erróneos que atacan al propio sistema inmunitario aumenta con la edad. Además, hablamos de un factor de riesgo para desarrollar COVID-19 grave.
La investigación, publicada en Science Immunology, expone que el 20% de pacientes de más de 80 años con COVID-19 grave desarrollan anticuerpos contra el interferón de tipo I. Este es un grupo de 17 proteínas vitales para la protección de nuestras células contra el SARS-CoV-2.
Ello provoca que el sistema inmunitario de estos pacientes más débiles tenga menos capacidad de defensa frente a la infección por coronavirus. De esta manera, podríamos saber qué personas podrían sufrir una infección grave para establecer con ellas unos tratamientos personalizados.
"Parte de las reinfecciones en gente vacunada puede deberse a estos autoanticuerpos"
Para este estudio, se han analizado a más de 35 000 pacientes en estado crítico por la COVID-19. Los resultados muestran que casi el 14% de los pacientes graves tenía estos anticuerpos erróneos.
El estudio también desvela que estos autoanticuerpos son más habituales en personas de mayor edad. Hasta el 6% de los mayores de 80 años tiene estos autoanticuerpos en su organismo. Por otro lado, en los mayores de 70 es el 1% y entre los de 18 a 60 años el 0,18%, según recoge el estudio.
“Es posible que parte de las reinfecciones que estamos viendo en gente vacunada se deban a estos autoanticuerpos”, razona Carlos Rodríguez-Gallego. Este doctor es inmunólogo del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín y coautor del estudio.
“Es lógico pensar que la vacuna protege también a las personas que tienen estos autoanticuerpos. Estos nuevos datos deberían usarse para seleccionar bien los grupos de riesgo a los que podría beneficiar una tercera dosis de la vacuna”, añade Rodríguez-Gallego.
El médico apunta que se puede hacer un test para detectar estas moléculas y conocer si un infectado tiene más riesgo de padecer COVID-19 grave.
Las dos opciones de tratamiento para este defecto del sistema inmune
Así las cosas, el médico habla de dos opciones de tratamiento. En los primeros días del contagio, cuando no hay casi síntomas, puede utilizarse el interferón. Además, si la enfermedad está avanzada habría que recurrir a la plasmaféresis.
La plasmaféresis es un tipo de filtrado de la sangre para acabar con los anticuerpos perjudiciales y otro tipo de moléculas inflamatorias.
El mismo grupo de investigación asegura en un segundo estudio una de las claves de la razón por la que la COVID-19 ha sido más mortal en hombres. Se trata de una mutación en el gen TLR7 que predispone a sufrir coronavirus grave.
Este gen se encuentra en el cromosoma X, lo que provoca que los hombres sean mucho más vulnerables. El caso es que los hombres solo tienen una copia de este cromosoma mientras las mujeres tienen dos, reduciéndose el riesgo en ellas. El trabajo expone que este defecto puede explicar hasta el 2% de los casos de neumonía grave por COVID-19 en menores de 60 años.
“Estas son de las pocas evidencias que realmente explican por qué un subgrupo de pacientes empeora y suponen una pequeña esperanza para ellos”. Así lo explica Manel Juan, inmunólogo del Hospital Clínic de Barcelona.
El doctor desvela otro de los aspectos que habría que investigar a corto plazo. Y no es otro que saber si estos dos factores de riesgo están detrás de algunas reinfecciones en personas vacunadas.