La quinta ola de COVID-19 sigue dejando cifras que asustan, especialmente por el gran avance que hay en la vacunación. Este miércoles, 18 de agosto, Sanidad notificó 144 fallecidos, la peor cifra desde el pasado mes de mayo.
Hay quien no entiende que con casi un 63 % de población con pauta completa siga habiendo tantas muertes. Pero la respuesta la encontramos en el grupo más afectado por esta quinta: las personas inmunodeprimidas.
Junto con los ancianos de las residencias, los inmunodeprimidos fueron de los primeros en recibir las dosis de la vacuna. Son los dos grupos más vulnerables ante el virus y, a pesar de las vacunas, esta situación no ha cambiado para ellos.
Sigue habiendo muertes en las residencias y sigue habiendo muertes entre las personas inmunodeprimidas. La razón es que sus mecanismos de defensa siguen siendo débiles, y a pesar de contar con anticuerpos, no consiguen hacerle frente al SARS-CoV-2.
Las personas inmunodeprimidas, el grupo más golpeado por la quinta ola
Por edades, los mayores de 70 años siguen siendo la gran mayoría de las víctimas de esta quinta ola. El 76 % de los muertos de este rebrote, que son unos 1 800 según fuentes oficiales, tenían esta edad. Es un descenso respecto con el 84 % que representaron en todas las olas anteriores.
La mayoría de todas las víctimas estaban vacunadas, ya que esas franjas de edad rozan el 100 % de pauta completa. Los mayores de 80 años sí tienen la pauta completa, mientras que entre 70 y 80 años el porcentaje es del 98,2 %.
José Miguel Cisneros, jefe de enfermedades infecciosas del Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, lo explica. "Mientras los fallecimientos caían en el resto de grupos, los inmunodeprimidos han seguido registrando tasas de mortalidad muy elevadas. Son el grupo más golpeado por la quinta ola", asegura.
Cabe recordar que al inicio de esta quinta ola los fallecimientos apenas aumentaron. Eso se explica porque, al principio, los contagios se daban sobre todo entre los más jóvenes, que no son tan vulnerables al virus. El problema llegó cuando la transmisión acabó llegando a la población general, incluida la inmunodeprimida.
¿Y quién forma parte de este grupo de personas? Pues personas con enfermedades autoinmunes, con cáncer o que acaban de recibir trasplante de órganos. Además, personas que tengan otras patologías, aunque no estén inmunodeprimidas, también son más vulnerables al coronavirus.
"Sin las vacunas, esto habría sido una tragedia"
Al contagiarse estas personas algo más tarde, los datos de sus fallecimientos están apareciendo ahora. Se espera que durante los próximos días, quizás alguna semana, las cifras de muertos de la quinta ola sigan en la parte alta. Por suerte, los especialistas dan gracias por la cobertura vacunal conseguida en estos últimos meses.
Desde que en diciembre se empezase a vacunar a la población más vulnerable se han conseguido tasas muy altas de inmunización. Según los datos de Sanidad, el 90,5 % de la población mayor de 40 años ya tiene las dos dosis de la vacuna. Y eso se acaba notando.
Federico García, jefe de microbiología del Hospital San Cecilio de Granada, lo tiene claro. "Sin las vacunas, esto hubiera sido una tragedia. Hubiéramos vivido un colapso como el de marzo del 2020", asegura.
Es más, "sin ellas estaríamos viviendo una masacre, una hecatombe", recalca para el diario El País.
Casi 1 millón de contagios en dos meses y 1 847 fallecidos
A pesar de que las cifras de fallecidos están ahora en su momento álgido de la quinta ola, distan mucho de otras olas. El 23 de junio, la incidencia empezó a crecer en España después de varias semanas a la baja. Desde entonces se han notificado 946 000 nuevos casos y 1 847 fallecidos.
Del total, los contagios notificados entre junio y agosto representan casi un 20 % de los de toda la pandemia. Sin embargo, la cifra de fallecidos representa solamente el 2,2 % de todos los fallecidos en el mismo periodo de tiempo.
Estos datos dan buena muestra de que las vacunas están funcionando. Aunque no evitan la transmisión tanto como nos gustaría, sí evitan las consecuencias más graves de la enfermedad en la mayoría de la población.
Federico García lo corrobora: "La protección que han dado las vacunas a la mayoría de los colectivos vulnerables ha sido crucial. Han reducido las infecciones, pero también los casos graves que han requerido hospitalización y, en último término, los fallecimientos".
Pero, como decíamos, no todo el mundo ha desarrollado la misma inmunidad. Las personas inmunodeprimidas, que de por sí tienen sus sistemas de defensa más débiles, siguen sufriendo la furia de la enfermedad.
José Luis Alfonso, jefe de medicina preventiva del Hospital General de Valencia, explica las razones. "La efectividad de la vacuna en estos pacientes es mucho menor. Tienen tasas de anticuerpos mucho más reducidas que el resto de la población y tampoco desarrollan inmunidad celular", expone.