El coronavirus volverá a estar presente por tercer año consecutivo en nuestras vacaciones estivales. Eso sí, se espera que su paso tenga una menor incidencia en comparación con los otros veranos. Todo apunta a que nos enfrentaremos a la octava ola de contagios.
Los expertos sostienen que basándose en las experiencias de 2020 y 2021, lo más probable es que aumente la circulación del virus. Esto es debido a la mayor interacción social y a la mayor movilidad por parte de las personas. La gran duda consiste en conocer cuándo arrancará esta ola y el posible impacto que puede tener sobre el sistema de salud.
Lo lógico es que haya un importante repunte de positivos por coronavirus durante las próximas semanas. Los epidemiólogos consultados por Nius sostienen que esta ola será muy parecida a la séptima. Por lo tanto, se notificarían un elevado número de casos, pero no se traducirían en hospitalizaciones y muertes.
En cualquier caso, esto va a estar condicionado a una serie de factores, como detalla Javier Segura, de la Asociación Madrileña de Salud. Principalmente del grado de sociabilidad, la inmunidad natural adquirida con anterioridad y que ómicron siga siendo la variante dominante.
Todavía se recuerda lo ocurrido el año pasado. Muchos jóvenes disfrutaron de sus viajes de fin de curso sin restricciones, pero también sin contar con la vacuna. De manera involuntaria se convirtieron en propagadores de la variante delta.
En aquel momento, la incidencia se disparó incrementando de manera considerable el número de muertes. Por suerte, las personas mayores ya estaban inmunizadas con las vacunas, lo que evitó una desgracia mayor. El panorama ha cambiado por completo en 2022 y nos enfrentamos al verano de otra manera.
Se prevé que haya un repunte de positivos por coronavirus, "pero las consecuencias serán más leves", contaba hace unos días Fernando Simón. Ómicron se mantiene como la variante dominante y hay un importante grupo de población que ya está inmunizado de forma natural. Con todo esto, las autoridades respiran mucho más tranquilas.
El epidemiólogo Quique Bassat explica que los positivos "aumentarán", pero estamos "bien protegidos contra la infección grave". De ahí que "la trascendencia clínica de este incremento apenas se verá".
Àlex Arenas considera que nos enfrentamos a un verano "relativamente normal". Solo podría verse empañado con la aparición de "alguna variante que nos sorprenda".
La comunidad científica coincide en que habrá un repunte de los casos. Sin embargo, nadie se atreve a adelantar cuándo dará comienzo la octava ola. Pedro Gullón asegura que "no tengo una bola de cristal, nadie puede determinar si ocurrirá en julio, agosto o septiembre".
El coronavirus ha tenido mucha incidencia entre los mayores
Aunque para muchos la séptima ola del coronavirus ha sido considerada de leve, sí que ha tenido una cierta relevancia en la población más vulnerable. Es el caso de los mayores de 65 años, donde las cifras de contagio han sido muy elevadas, apunta Gullón.
Explica que hubo mucha transmisión, pero gracias a las vacunas y a la inmunidad natural, apenas tuvo consecuencias en el sistema sanitario. En su opinión, esto debe "marcar una hoja de ruta de lo que pasará en los siguientes aumentos de transmisión".
Por su parte, el físico Àlex Arenas insiste en la necesidad de revisar la situación una vez que comience el otoño. Puede haber una cierta complicación "con la bajada de la inmunidad adquirida con la vacunación". Lamenta que no se haya realizado algo más para "mejorar la ventilación en interiores".
La gran preocupación es que pueda surgir una nueva variante del coronavirus. Es muy probable que ni las vacunas ni la inmunidad natural pudieran protegernos contra ella.