Sucedió en 2002 en Carmel Country Club, una lujosa urbanización de Buenos Aires, Argentina. María Marta García Belsunce, una socióloga de 50 años, apareció muerta en la bañera de su casa sin aparente explicación. Aunque en su país se convirtió en un caso célebre, en el resto del mundo pasó desapercibido. Hasta que Netflix salió en su rescate.
La productora más popular vio en el caso del asesinato de María Marta todos los ingredientes para añadir a su catálogo un nuevo éxito del «true crime», un género que combina que casos reales de crímenes con elementos de ficción.
El resultado es «Carmel: ¿Quién mató a María Marta?», un cóctel adictivo al que no le falta de nada: un crimen rodeado de misterio, una familia rica en apuros, un fiscal implacable dispuesto a todo, la vorágine mediática en acción, una opinión pública dividida. Todo con el nervio narrativo ideal y su buena dosis de testimonios reales para enganchar al espectador con una sola incógnita: ¿Quién mató a María Marta?
Los hechos reales
El 27 de octubre de 2002, el marido de María Marta García Belsunce, una mujer de 50 años, la encontró muerta en la bañera de su casa. Fue el mismo día que el país entero estaba pegado al televisor: jugaban Boca contra River. María Marta estaba viendo el partido junto a su marido, Carlos Carrascosa, pero decidió irse antes de tiempo.
Al llegar a casa, Carlos encontró a su mujer muerta en la bañera. Tras un primer examen, la policía determinó que se trataba de un accidente doméstico, un fatídico resbalón. Pero un mes y medio más tarde saltó la sorpresa: la autopsia reveló que María Marta había recibido seis tiros en la cabeza.
Así arrancaba uno de los asesinatos más misteriosos de Argentina, sobre el que los medios de comunicación no dudaron en abalanzarse. Horas y horas de conexiones en directo y debates que acabaron convirtiendo en el caso real en un producto digno de la mejor ficción.
Dieron pie a ello los propios familiares de María Marta. Como Horacio García, uno de los hermanos de la víctima, que acabó teniendo su propio espacio televisivo. Todo ello alimentó el debate público en torno a los misterios sin resolver del caso y la incógnita de quién había matado a la mujer: ¿Su marido? ¿Unos ladrones? ¿Un vecino? ¿Los guardas de seguridad?
La aparición del fiscal
El crimen parece sacado de un buen thriller, ya que el lugar donde murió María Marta es una urbanización reducida y protegida con alta seguridad. Además, era un lugar exclusivo donde nunca había ocurrido nada similar, la víctima era una mujer millonaria, y el culpable solo podía estar en su entorno más próximo.
El país, sumido en una crisis económica sin precedentes, se agarró al caso para olvidar sus problemas y, como suele suceder en estos casos, la verdad empezó a perder relevancia para dar lugar a todo tipo de teorías de lo más rocambolescas como la que aseguraba que la víctima y su marido eran en realidad hermanos.
Y entonces aparece el fiscal, Diego Molina Pico, con una sarta de pruebas bajo el brazo para inculpar al marido de la víctima de homicidio, y al resto de familiares por encubrimiento. Fue el inicio de una larga batalla judicial en la que la familia, para sacarse el muerto de encima, culpó del crimen a un vecino conflictivo llamado Nicolás Pachelo.
Como no podía ser de otra forma, el juicio acabó siendo otro circo mediático en el que la verdad pasó a un segundo plano. Todo acabó en nada. El misterio sigue sin resolver, el culpable (o los culpables) campando a sus anchas. Pero el interés sigue ahí.
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El éxito del 'true crime'
La serie presenta al espectador los elementos más adictivos de un caso por resolver pero le añade el morbo de rodear a una familia pudiente. La serie abre presentando al marido, Carlos, como el culpable del crimen, para inmediatamente después darle la vuelta y plantear justo lo contrario, atrapando al espectador en una disyuntiva.
¿Fue el crimen una confabulación de una familia tan rica como para comprar a la justicia, o han sido criminalizados precisamente por pertenecer a un clan poderoso? La incógnita acompaña al espectador en un mar de confusión lleno de pistas falsas, testimonios contradictorios, defensas aparentemente lógicas y mucho afán de protagonismo.
«Carmel: ¿Quién mató a María Marta?» se ha convertido en uno de los nuevos éxitos de Netflix en todo el mundo. Una historia real más en el género de moda de las docuseries criminales que en España ha tenido también sus propios casos, como «Lo que la verdad esconde», sobre el crimen de Asunta o «El caso Alcàsser» sobre el triple crimen de 1992.