Alerta debido a una variante del virus de la COVID-19 registrada en mayo en Sudáfrica. Esta se ha extendido a seis de las nueve provincias del país y hasta a ocho países de África, Europa, Asia y Oceanía. Hablamos de una mezcla de mutaciones que podrían hacerla muy contagiosa y resistente a los anticuerpos adquiridos contra variantes previas del coronavirus.
La variante C.1.2 tiene “una constelación de mutaciones preocupante”, aseguran los investigadores que la han descubierto en un artículo científico. La proliferación de la C.1.2 en zonas donde ya hay otras versiones del virus especialmente peligrosas, hacen prever que pueda ser a corto plazo una amenaza más seria a nivel mundial.
La nueva variante de la COVID-19 fue detectada en Sudáfrica
Hasta el momento, no son una “variante preocupante” ni “variante de interés”. Los datos que se tienen hasta hoy no aclaran si la C.1.2 podría extenderse en lugares donde predomina la variante delta. Así está sucediendo en nuestro país.
Los nuevos casos del linaje C.1 el pasado mes de mayo “fue inesperada”, afirman los investigadores del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica. Desde primeros de 2021 no se había detectado en el país ningún caso de este linaje. Este era originario de Sudáfrica y se creía casi extinguido.
Los datos del genoma de los nuevos casos reflejaron que el virus había evolucionado sobre el C.1 original. Además, este no era como su descendiente C.1.1, del que apenas se habían detectado algunas escasas infecciones en Mozambique. Por tanto, la nueva variante se definió el 22 de julio como C.1.2.
El porcentaje de casos sobre la nueva variante creció del 0,2% en mayo al 2% en junio
En mayo se dieron los primeros casos en las provincias de Mpumalanga y Gauteng, donde se encuentran las ciudades de Johannesburgo y Pretoria.
Además, en junio se registró la nueva variante en otras dos provincias del país, así como en Inglaterra y en China. Y hace apenas una semana, ya estaba en Portugal, Suiza, Nueva Zelanda, Mauricio, Botsuana, la República Democrática del Congo y otras dos provincias de Sudáfrica.
Estos datos “son muy probablemente una subrepresentación de la extensión de esta variante dentro de Sudáfrica y a escala global”. Así opinan los autores de la investigación. Por el momento, en España aún no se ha registrado ningún caso.
El porcentaje de casos de COVID-19 relacionados con la nueva variante en Sudáfrica creció de un 0,2% en mayo al 2% en junio. Esta subida es “similar a lo observado con las variantes beta y delta en las detecciones iniciales”, explican los investigadores. Para ellos, lo más llamativo son las mutaciones que presenta la C.1.2.
Las mutaciones detectadas en la proteína S se asocian a una mayor contagiosidad
Esta nueva variante tiene unas 50 mutaciones sobre la variante original de Wuhan. Y hasta 14 modifican la proteína S que hace que el coronavirus fije a las células a las que infecta.
Muchas de estas 14 mutaciones se han visto antes en otras de las cuatro variantes preocupantes. Son la alfa originaria del Reino Unido; la beta de Sudáfrica; la gamma de Brasil; y la delta india.
Las mutaciones de la proteína S se asocian a una mayor contagiosidad. También a una alta resistencia frente a los anticuerpos contra otras variantes. Ya se hayan adquirido por una infección anterior o por la vacunación.
"Más preocupante es la acumulación de mutaciones adicionales que también afectan probablemente a la sensibilidad a los anticuerpos o a la capacidad de replicación", avisan los investigadores del Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas de Sudáfrica.
Para finalizar, se está llevando a cabo otro estudio sobre la variante C.1.2. Versa acerca de la capacidad que tiene de escapar de los anticuerpos neutralizantes adquiridos previamente.