Begoña Gómez, la esposa de Pedro Sánchez, causó sensación este miércoles en uno de los actos encuadrados dentro de la Cumbre de la OTAN. Al finalizar la jornada, los líderes de los distintos países y sus acompañantes suelen disfrutar de una cena en el Museo del Prado. En esta ocasión, el presidente y su mujer ejercían de anfitriones.
De alguna manera, recogían el testigo dejado por los reyes, que no suelen participar en este tipo de comidas. Eso fue aprovechado por la pareja de Sánchez para dejar su sello. Su vestuario no pasó inadvertido para nadie.
Por la mañana, Begoña había lucido un mono en rosa empolvado durante la visita a La Granja, en Segovia. Pero, por la noche, decidió apostar por algo más arriesgado. Sacó a relucir toda la artillería pesada.
Acudió al evento con un espectacular vestido rojo que llevaba la firma de Marcos Luengo. Ya había optado por un diseño del asturiano para la cena que los reyes habían ofrecido en el Palacio Real. Por lo tanto, había quedado satisfecha y no dudó en repetir.
La esposa del presidente apostaba de lleno por el modista español para uno de los actos más destacados del año. Alguno incluso admite que se trata de uno de los momentos más importantes en la carrera de su marido. Ella tuvo la oportunidad de codearse con las acompañantes de los más altos mandatarios, como Brigitte Macron o Jill Biden.
Antes de que se celebrara la cena, los presentes hicieron un recorrido por los pasillos del museo. Pudieron disfrutar de algunas de las obras de arte más conocidas que acoge el recinto madrileño. Para la ocasión, la anfitriona escogió un vestido cómodo y amplio, que le facilitaba moverse sin ningún problema.
El estilismo seleccionado por Begoña Gómez la convirtió, sin lugar a dudas, en una de las mujeres más elegantes de la noche. Al menos, no quiso pasar inadvertida.
El vestido asimétrico que lució para la ocasión fue diseñado en exclusiva para ella. Se trata de un modelo de crepé de seda en color rojo geranio, con un único tirante. Contaba con movimiento en la falda para que pudiera estar cómoda durante el evento.
Le quedaba como un guante, como se pudo comprobar en la cena. Estaba pensado para que pudiera caminar por los pasillos del Museo del Prado con absoluta comodidad. En cuanto al calzado, se decantó por unos salones nude con tacón alto.
De alguna manera, se puede decir que sigue la línea marcada por la reina Letizia. Y no tanto por el vestuario, sino por la figura estilizada y los brazos tonificados que dejó ver. Se aprecia que hay mucho trabajo detrás de ellos.
Begoña Gómez suele apostar por la sencillez
Begoña Gómez es de las que piensa que menos es más. Por eso, casi siempre suele decantarse por estilismos sencillos, huyendo de las grandes joyas y de los excesos. En esta ocasión, optó por acudir con la melena rubia suelta, lo que se puede considerar un acierto.
Por su parte, la esposa del presidente de Francia, Brigitte Macron, se decantó por un vestido azul cielo hasta la rodilla. Con lazada al cuello y mangas abullonadas. También, se había generado mucha expectación con los modelos que escogerían otras invitadas, como era el caso de las nietas de Joe Biden.
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El día anterior se presentaron ante la reina con una indumentaria un tanto informal, algo que no encajaba con el protocolo. Pero este miércoles se presentaron impecables. Una de ellas lució un vestido largo de satén en blanco, incorporando también una americana.
En cualquier caso, nadie pudo hacerle sombra a Begoña Gómez. La apuesta por Marcos Luengo le permitió ser la más elegante de la noche.