Secret Story ha llegado pisando fuerte a Telecinco. En tan solo una semana, los concursantes han iniciado una guerra donde, claramente, hay dos bandos. Por un lado, Miguel Frigenti y Cristina Porta y, por otro, el resto de la casa.
El colaborador y la periodista han hecho piña y juntos arrasan con cualquiera que se ponga por delante. Bajo la bandera de ser los incomprendidos del reality, se muestran como las víctimas de sus compañeros. No obstante, de víctimas no tienen nada, de hecho aprovechan la mínima ocasión para provocar enfrentamientos.
La salvación de Cristina el pasado jueves 16 de septiembre, fue la confirmación de que los espectadores quieren bronca. Y eso es justamente lo que obtuvieron cuando Frigenti estalló acusando directamente a Isabel Rábago de favorecer su despido en Ya es mediodía.
La casa de Secret Story dividida en dos
Normalmente, el papel de víctima en un reality suele favorecer a quien lo interpreta o a quien lo sufre de verdad. Sin embargo, en el caso de Frigenti y Porta este papel les ha venido grande. Lejos de mostrarse vulnerables, se las apañan para ir contra el resto de compañeros acusándoles de falsos e hipócritas.
Como consecuencia, la casa es un auténtico polvorín donde no se escapa ni el apuntador. Durante la gala de ayer, los habitantes pudieron ver la rajada de Miguel y Cristina criticando a toda la casa. Unas imágenes que hicieron reaccionar al resto, provocando una guerra de reproches y acusaciones.
"Son la peste", opinó Frigenti de sus compañeros, además de "falsos y traicioneros" por posicionarse detrás de Cristina en la nominación. Pero el momento de la noche llegó durante la publicidad. Cristina Porta y Lucía Pariente protagonizaron una bronca que a punto estuvo de irse de las manos.
Pariente terminó llorando e Isabel Rábago intervino a modo de pacificadora. Rábago está dispuesta a intentar que la paz inunde la casa y prometía que nadie llorará mientras ella esté presente.
"Estando yo aquí nadie va a llorar, aquí ni Dios es falso porque lo que se dice, se dice a la cara", decía. Nada le hacía presagiar que, en cuestión de minutos, sería ella la que terminaría llorando a lágrima viva.
Una grave acusación sacude Secret Story
La noche prometía. Desde el minuto cero estaba claro que la primera gala de expulsión iba a dar mucho de qué hablar. Los participantes de Secret Story solo llevan una semana encerrados y ya han demostrado que la convivencia no va a ser nada fácil.
El reality cuenta con los ingredientes perfectos para que él solito cree tramas y enfrentamientos, pero una ayudita siempre viene bien. Y eso fue precisamente lo que hizo Jorge Javier cuando le preguntó directamente a Miguel Frigenti sobre Isabel Rábago.
Entraron en la casa con rencores, pero ambos intentaron llevar una buena convivencia hasta que Jorge intervino y provocó el desastre.
"Miguel, ¿crees que Isabel tuvo algo que ver con tu despido de un programa en el que trabajabais juntos?". Ahí estaba, sin venir a cuento y dejando la bronca entre Lucía y Cristina, el presentador prendía fuego a otra bomba.
La grave acusación que señalaba a Rábago como la culpable del despido de Frigenti, la hizo explotar. "¿Quién ha dicho eso? Que hable la productora y lo desmienta; si alguien ha dicho que yo influí en el despido que lo aclare", decía. "Porque tuve que aguantar muchos meses que este señor dijera que se sentía maltratado", explicó.
Al escuchar esto, Frigenti no pudo contenerse y saltó de su asiento encarándose con Isabel y confesando lo mal que lo pasó por su culpa. "La productora no estaba en esas reuniones", contó. "¡Tú me gritabas y me atacabas ¡Has sido más mala conmigo que la quina!", confesó.
Tras la vuelta de publicidad, la casa parecía más calmada, pero Miguel se mantenía firme en su posicionamiento y se negaba a acercar posturas. Había soltado lo más grande por la boca y ya no había marcha atrás.