Letizia trata de tener bajo control todo lo que ocurre en su casa. Sin embargo, le resulta muy complicado gestionar los movimientos de algunos miembros de la familia real. Y eso le preocupa mucho, ya que lo que consiguen es deteriorar un poco más la imagen de la institución.
Las últimas imágenes de la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin han levantado polvareda en palacio. Todo hacía indicar que entre los exduques de Palma ya no existía ningún tipo de relación. Pero ellos se encargaron de desmentirlo hace unos días.
Es posible que Letizia se haya enterado por la prensa del último encuentro que hubo en la localidad vasco-francesa de Bidart. Allí, la familia del deportista cuenta con una casa y es habitual que se reúnan unos cuantos en verano. Antes de la separación, tanto él como la hermana del rey disfrutaban de las playas de la zona.
Pese a la ruptura del matrimonio, parece que entre ellos todavía sigue existiendo una relación de amistad. O al menos es lo que tratan de mostrar de cara al exterior.
Fueron muchos los usuarios del arenal que se quedaron sorprendidos al encontrarse con Cristina caminando por la orilla. Lo hacía con la mirada perdida y siempre acompañada por sus guardaespaldas. Es probable que estuviera recordando los viejos tiempos, cuando eran una familia unida.
Tuvo la ocasión de verse las caras con su ex en el chiringuito que se encontraba en el paseo marítimo. Aseguran que se saludaron de una manera muy fría, con un tímido "hola", pero sin besos ni abrazos. Apenas hubo contacto.
Estuvieron media hora en el local, y solo se cruzaron unas pocas frases. Les costaba mucho mantener una conversación. Todo esto sucedía mientras contemplaban el mar, que era lo único que podía calmar ese momento tan tenso.
Letizia desconoce por completo cuáles son los planes de su cuñada. En algún momento han tratado de abrirle las puertas del palacio, pero a cambio de unas condiciones que no parece dispuesta a aceptar.
La revista Hola señala que la reunión entre los exduques no fue tan amistosa como quisieron mostrar. Antes de acercarse hasta el sitio en el que estaban Iñaki y sus hijos, la infanta permaneció un largo rato meditando en un banco. Parecía estar muy tranquila, como tratando de asimilar la situación.
Posiblemente se preguntara que estaba ella haciendo allí. Mantiene desde siempre una gran relación con su suegra, así como con los hermanos de su exmarido. Y para ella suponía una tradición acercarse hasta Bidart, hasta la casa de verano de los Urdangarin.
Además, era la oportunidad perfecta para estar con sus hijos, a los que no tiene la oportunidad de ver demasiado durante el resto del año.
Letizia sorprendida con la decisión
Letizia mostró su sorpresa al conocer los detalles del encuentro. Más allá de la reunión, lo más llamativo de todo es que los escoltas permitieran a los fotógrafos hacer su trabajo. Eran conscientes de que estaban en la zona y que inmortalizarían la escena.
Pero eso no pareció importar demasiado a los protagonistas, que trataron de hacer su vida con total normalidad. Sin embargo, no corrieron la misma fortuna los clientes que permanecían en el chiringuito. Se les prohibió hacer fotos con sus teléfonos móviles.
Con todo esto, los exduques de Palma tratan de mostrarse como una familia unida, pese a que el matrimonio se encuentra totalmente roto. Hace unas semanas el exjugador de balonmano disfrutaba de la playa en compañía de su nueva novia.
Letizia tenía claro que si la infanta deseaba recuperar protagonismo dentro de la institución debía dejar de lado al padre de sus hijos. Pero de momento no lo ha hecho. Siempre se ha posicionado a su lado.
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