Desde hace meses el programa de Ana Rosa Quintana en Telecinco está en el punto de mira de la audiencia. Y es que ha perdido absolutamente la imparcialidad. De ahí que se le eche en cara las críticas furibundas hacia el PSOE o Unidas Podemos. Todo mientras al PP o a Vox no se les pone en tela de juicio y constantemente sus miembros son entrevistados en ese espacio.
Hasta tal punto ha llegado la situación que ya hay campañas en marcha con el objetivo de que se retire ese citado programa. Más aún cuando su presentadora atiza, con o sin argumentos, a los citados dirigentes políticos de un lado e incluso da clases 'moralizantes'. Una situación esta que lleva a muchos espectadores a echarle en cara que ella es la menos adecuada para hacerlo. Y es que le recuerdan que su marido (Juan Muñoz) está implicado en un turbio asunto con el comisario Villarejo.
No obstante, por si fuera poco, ahora su espacio ha vuelto a ponerse en entredicho. Lo ha hecho al utilizar un adjetivo vergonzante para calificar la actitud de unos jóvenes de ultraderecha.
El pasado sábado un grupo de jóvenes, vestidos de color negro, atacó la sede de la Asociación de Vecinos Fleming de Coslada. Grupo que, según algunas informaciones, está formado por integrantes de Bastión Frontal, que está compuesto por individuos de ultraderecha.
Pablo Iglesias, candidato de Unidas Podemos a la Presidencia de Comunidad de Madrid, precisamente se reunió ayer miércoles con miembros de esa asociación vecinal.
La reunión del citado político con el colectivo vecinal transcurría sin contratiempos hasta que un grupo de cuatro miembros de Bastión Frontal aparecieron. Su objetivo era boicotear el encuentro y lo hicieron realizando el saludo nazi. Eso sin pasar por alto que comenzaron a corear cánticos tales como «Fuera la casta de nuestros barrios».
Esa situación llevó a que Pablo Iglesias se acercara hasta donde estaban esos jóvenes. Les dijo algo que desconocemos, mientras que le insultaban, y luego se marchó. No obstante, fueron vecinos los que se les encararon al grito de «Sí se puede».
De ahí que finalmente tuvo que intervenir la policía para conseguir que los individuos de ultraderecha abandonaran el lugar.
Como no podía ser de otra manera, en el programa al frente del cual está Ana Rosa Quintana, ahora de baja por cuarentena por coronavirus, se ha abordado lo sucedido.
¿Cómo se ha hablado de la situación protagonizada por esos nazis? La sustituta de aquella (Ana Terradillos) ha utilizado las siguientes palabras: «Pablo Iglesias se ha estrenado como candidato a la Presidencia de Madrid con un escrache político por parte de un grupo reducido de cinco personas de ultraderecha al que se ha tenido que enfrentar. Jarabe democrático lo llamaba Iglesias».
El que en el citado espacio de Telecinco se haya calificado lo sucedido como «escrache político» y que se haya hablado de «jarabe democrático» ha enfadado mucho al público. Tanto es así que las redes sociales se han llenado de mensajes en contra del programa. Buena muestra de eso son comentarios tales como estos:
No obstante, no solo parte de los espectadores se enfadaron con lo sucedido en 'El programa de AR'. Y es que también mostró su malestar por el tratamiento de lo ocurrido un colaborador del espacio. Nos estamos refiriendo al periodista Javier Ruiz.
Él no dudó en manifestar: «Esto no es un escrache, esto es acoso. Creo que esto no es jarabe, esto es intimidación. Y, desde luego, tengo la absoluta seguridad de que esto no es democrático. Yo creo sinceramente que se puede estar en profundo desacuerdo con el vicepresidente del Gobierno y que las líneas que estamos cruzando, porque es de Podemos, son infinitas».
A eso añadió: «Tres meses de acoso, cuatro o cinco a la puerta de su casa, a sus hijos y esto ahora es una salvajada. Más el ataque a la ministra de Trabajo, a la que se le rompe el coche oficial, más lo que estamos viendo en cada uno de los casos. Decir que esto es normalidad democrática o jarabe democrático es ser muy generoso».
Para concluir manifestó: «Cuando empecemos a tolerar todo esto porque son de Podemos no nos extrañemos cuando, primero, en la calle alguien tome ejemplo y, segundo, que Podemos legitime después que se haga en el sentido contrario. Y creo que no se puede jugar así. La vida pública y política hay que serenarla. Estos son fascistas. Y el saludo que hacían era fascista».