Paloma Cuevas y Enrique Ponce protagonizaron uno de los culebrones más sonados el verano pasado. El matrimonio que sumaba casi un cuarto de siglo juntos se había roto de manera unilateral.
El torero había encontrado una nueva ilusión. Se trataba de Ana Soria; una chica almeriense, estudiante y modelo que tenía unos cuantos años menos que el marido de Paloma Cuevas.
Lejos de una aventura extramatrimonial, el torero apostó por la veinteañera y ambos se fundieron en un amor adolescente. Enrique Ponce no tardó en confirmar públicamente que se separaba de la madre de sus hijas, Bianca y Paloma Ponce.
Pero la ruptura no fue fácil. A día de hoy, el diestro y la empresaria siguen siendo a efectos de la ley marido y mujer, ya que aún no han llegado a un acuerdo de divorcio y por lo tanto no hay ningún documento firmado que absuelva esta unión entre Paloma Cuevas y Enrique Ponce.
Sin embargo, algo se cuece entre el matrimonio porque la madre de Bianca y Paloma Ponce Cuevas ha movido ficha dentro de los negocios de su todavía marido. El torero, al igual que muchos de sus compañeros, ha invertido parte de la fortuna que ha ganado en las plazas de toros en negocios que rentabilicen su inversión.
Enrique Ponce levantó un imperio empresarial vinculado principalmente al alquiler y compraventa de inmuebles y al sector primario. Paloma Cuevas fue designada como apoderada solidaria de varias de las empresas del valenciano, agrupadas bajo la matriz CPM Building, comprometidas con el sector inmobiliario.
En cambio, a finales de abril, Paloma Cuevas ha desistido de su puesto o eso hace pensar, cuando el BORME ha anunciado el cese de la empresaria en CPM Building.
Por lo visto, el título de la empresaria se resumía a un mero apodo legal, puesto que en realidad Álvaro Ponce y Tomás Poblaciones eran las personas que velaban por los intereses económicos de la compañía. La mujer del torero no estaba involucrada en la empresa.
Pero el Registro Mercantil contradice esta información en tanto que manifiesta que el hermano del diestro desistió de sus cargos en las sociedades de Enrique Ponce en el año 2017.
Paloma Cuevas sigue al frente de uno de los negocios de Enrique Ponce
El aceite gourmet de oliva virgen extra extraído desde la mismísima finca del torero se ha convertido en un producto de reconocida fama en el sector. Al frente de este negocio está Paloma Cuevas.
Hasta la fecha, todo apunta a que la mujer del diestro seguirá manejando esta vía de financiación de Enrique Ponce a pesar de que el matrimonio esté en trámites de divorcio, pues Paloma Cuevas ha sido la cabecilla de esta idea materializada y que ahora está dando grandes frutos al todavía matrimonio.
La empresaria consideró que la finca Cetrina tenía un valor especial que no se estaba rentabilizando, más allá de su uso para la ganadería de vacas, lanar, sementales, yeguada y toros bravos.
Paloma ideó un proyecto para exprimir aún más las más de 900 hectáreas del terreno que poseían en Navas de San Juan, en Jaén, de tal modo que colocaron una plantación de olivares.
La empresaria está muy implicada en este proyecto y trabaja en él para que salga adelante, dado que por ahora no han tenido grandes beneficios.
En 2018 registró una pérdida de 324.136 euros. El último informe presentado el pasado diciembre tampoco arrojó datos positivos; 207.000 euros de saldo negativo.
Para la madre de Bianca y Paloma, el negocio del aceite se trata de un proyecto personal y un gran reto en el que está dispuesta a ganar. Por este motivo, la mujer de Enrique Ponce ha tomado la decisión de ser ella personalmente quien revitalice la exportación del producto a Latinoamérica y ya ha empezado por México.
Parece que Enrique Ponce y Paloma Cuevas han llegado a un entendimiento en el que la empresaria seguirá al frente de uno de los negocios de su marido, a pesar de su inminente separación.