Palito Dominguín ha sido uno de los grandes descubrimientos de la última edición de Supervivientes. La naturalidad de la sobrina de Miguel Bosé ha cautivado a la audiencia durante su estancia en Honduras. Ahora, ha vuelto a la civilización y le está costando adaptarse.
La inseparable compañera de Lola en la isla abría su corazón completamente en los Cayos Cochinos. La audiencia conocía así un poco más a la joven sobrina de Miguel Bosé.
A pesar de su juventud, Palito ha vivido momentos complicados. En 2017 tuvo que lidiar con la muerte de su hermana, Bimba Bosé, y el pasado año perdió a su abuela.
"Cuando murió mi hermana Bimba llegué a tocar fondo. Fue un hostión de la vida: o te vas para arriba o te hundes", ha confesado recientemente a la revista Lecturas en su entrevista más íntima.
Palito Dominguín ha sido una de las estrellas del reality de Telecinco
La sobrina de Miguel Bosé también ha revelado hace poco que lo suyo en el concurso ha supuesto un antes y un después en su vida.
En la isla se hizo muy amiga de Lola, con quien piensa retomar su amistad en cuanto salga del concurso. Juntas han dado momentos inolvidables. De hecho, hasta su expulsión habían sido una de las parejas más aclamadas por los telespectadores.
Precisamente de su excompañera de programa se ha acordado en los últimos días. No pudo evitar acordarse de ella al comerse una tostada con crema de cacao.
La joven le dedicaba a través de sus redes sociales este dulce manjar a su amiga, que todavía sigue concursando.
No es la única vez que Palito ha hecho referencia al concurso en redes. La nieta de Lucía Bosé ha mencionado varias veces lo duro que está siendo todo desde que llegó. Las consecuencias físicas le han empezado a pasar factura tras su regreso a España.
La comida, el gran problema de Palito a su vuelta a casa
Palito ha vuelto a usar sus redes sociales. En su perfil de Instagram ha desvelado uno de los grandes problemas que sufre tras el concurso.
"Desde que llegué de la isla, la comida me sienta bastante mal, muchas de las comidas", explicaba la joven a sus seguidores en su sección de stories.
"He pensado en quitarme de harinas y ver si las cosas sin gluten me sientan mejor porque la pasta me sienta fatal, la bollería también", añadía.
Además, la sobrina de Miguel Bosé sorprendía a sus fans sincerándose sobre la obsesión que le causan ciertos alimentos.
"Llevo todo el día pensando qué quiero comer y no sabía qué era lo que me apetecía de verdad. ¿Y sabéis qué era lo que me apetecía? Arroz blanco con almendras. ¡Manda huevos! Lo que he estado comiendo tres meses", relataba entre risas.
Lo cierto es que no es la única exconcursante que ha tenido problemas a su vuelta a España en esta edición. Su compañera Alexia Rivas ya ha recuperado todo el peso que perdió en Honduras.
Pero no todos los obstáculos están relacionados con la comida. El cocinero Carlos Alba se encuentra lidiando con un problema sexual al que todavía no ha logrado vencer.
"Yo todavía estoy digiriendo... El levantamiento. La libido se esconde como las caracolas", señalaba el exconcursante.
La verdad es que el concurso más extremo de Telecinco les pasa factura a todos. No solo a nivel físico, sino también psicológico. Pasar hambre y estar lejos de la familia y amigos es una tarea muy complicada a la que tienen que hacer frente quienes se atreven a viajar hasta los Cayos Cochinos.
Además, a todo esto hay que sumarle la falta de energía a la hora de realizar las pruebas. Está claro que participar en este concurso está muy lejos de ser un viaje placentero y no es apto para todos.