Karlos Arguiñano se ha convertido en uno de los cocineros más populares y admirados en nuestro país.
A sus 73 años de edad, el carismático chef de origen vasco sigue conquistando a sus espectadores con sus exquisitas y saludables recetas. Algo que también consigue gracias a su naturalidad y sentido del humor, que es la verdadera clave de su éxito.
A pesar de trasmitir siempre su enorme alegría, la vida de Arguiñano ha estado repleta de situaciones complicadas a nivel personal que no le han hecho perder la sonrisa.
Sin ir más lejos, hace unos días, el cocinero aprovechaba su entrevista concedida a la revista Pronto para hablar de la delicada enfermedad que atraviesa una de sus hermanas.
No estamos hablando de la famosa repostera Eva Arguiñano, la hermana que lo acompaña en los fogones desde hace más de tres décadas, sino de la desconocida Loinaz.
Cabe recordar que Karlos tiene tres hermanas. La citada Eva, María José y Loinaz, que es la más pequeña de los cuatro.
A pesar de ser la más joven, su estado de salud ha mantenido en vilo a la familia Arguiñano desde hace ya más de 15 años.
La delicada enfermedad que sufre Loinaz, la hermana pequeña de Karlos Arguiñano
Aunque Loinaz siempre ha preferido mantenerse al margen de los medios de comunicación, su hermano Karlos acaba de convertirla en protagonista de cientos de titulares.
Tal y como ha confesado el propio cocinero, su hermana padece leucemia desde hace ya muchos años. Un cáncer que le fue diagnosticado hace más de 15 años y del que ha podido curarse gracias a la donación que hizo Karlos.
Dentro del grupo familiar, los hermanos son los mejores donantes de médula ósea, ya que existe una mayor probabilidad de compatibilidad debido a las características hereditarias.
Ante esta situación, el chef televisivo no dudó en someterse al proceso de extracción de células madres con el objetivo de salvar la vida de su hermana. Una operación que ha vuelto a repetir recientemente tras una nueva recaída de su hermana
"Mira, esta semana le he donado médula a mi hermana, que tiene leucemia. Ya lo hice hace 15 años, pero ahora ha tenido un bajón", ha explicado el cocinero vasco a la revista Pronto.
Karlos Arguiñano dona médula ósea para curar la leucemia de su hermana Loinaz
A pesar de que Karlos ha intentado quitarle hierro al asunto, su revelación ha sorprendido a todos sus seguidores.
No solo porque pone de manifiesto la delicada situación familiar del chef, sino porque sirve para reflejar el buen estado de salud del vasco a sus 73 años de edad.
Cabe recordar que cualquiera puede ser donante de médula ósea, siempre y cuando no padezca ninguna enfermedad susceptible de ser trasmitida al receptor o comprometa la salud del donante.
"A grandes rasgos, el donante no debe poseer antecedentes personales de enfermedades cardíacas, hepáticas, autoinmunes, infecto-contagiosas o neoplásicas", recoge la página web de la Fundación Josep Carreras.
No obstante, por norma general, los donantes deben ser adultos sanos de entre 18 y 60 años, ya que a partir de dicha edad resulta difícil encontrar un donante apto.
De hecho, a partir del año 2018, solo se incluyen en el registro de nuevos donantes a las personas con edades comprendidas entre los 18 y 40 años. Estas personas son las más solicitadas y con ellas se obtienen mejores resultados clínicos en los pacientes que se trasplantan.
Sin embargo, Arguiñano parece ser la excepción que confirma la regla. El cocinero rebosa salud y, por eso, los médicos no han tenido ningún impedimento en dejarlo ser donante de médula.
"Para donar te hacen un montón de análisis y a mí el médico me dijo: «Karlos, sigue haciendo la vida que haces, porque estás de puta madre». ¿Y eso gracias a qué? Al estilo de vida y la alimentación. Por eso intento todos los días animar a la gente a que cocine y que lo haga variado. Cuanto más variado, mejor alimentado estás", explicaba el cocinero en la revista Pronto.
Tal y como él mismo ha señalado, su propio médico se ha sorprendido al revisar su historial clínico y sus últimos análisis. Unos resultados muy óptimos que el cocinero achaca a sus buenas rutinas alimenticias.