Kiko Rivera mirando el móbil por la calle con su mujer Irene Rosales al lado

La hija de Kiko Rivera no ha podido superar un fallecimiento cercano

La hija mayor de Kiko Rivera e Irene Rosales ya se da cuenta de las situaciones familiares y echa mucho de menos a su ser muy especial para ella.

Momentos difíciles se avecinan para la familia Rivera Rosales, si ya era poco lo que venía aconteciendo hasta la fecha. Kiko se ve envuelto en todo un drama familiar propio de una telenovela.

El programa de Telecinco 'Cantora, herencia envenenada' aireó los trapos sucios del clan Pantoja. Por primera vez Kiko se enfrentó a su madre sin temor y sin pelos en la lengua. 

Mientras Kiko se encontraba en plena batalla campal con su madre, Isabel Pantoja, Irene tenía que lidiar con las acusaciones contra su persona vertidas por su suegra. 

Isabel Pantoja aseguraba que su nuera había malentendido entre la tonadillera y su hijo. La mujer de Kiko no era el único quebradero al que tenía que hacer frente. 

A principios del año pasado, María Teresa Vázquez, la madre de Irene Rosales, falleció a los 54 años de edad el 07 de febrero de 2020, a causa de un cáncer de cuello de útero terminal. 

Y, a finales del mismo año, Irene se enfrentaba a la partida de su padre, Manuel Rosales, que apagaba su luz tras casi 18 años luchando también contra el cáncer. En el caso del suegro de Kiko Rivera, se trataba de un tumor cerebral. 

En menos de un año, las hijas de Kiko Rivera e Irene Rosales, Ana (5 años) y Carlota (casi 3 años), han 'perdido' a sus dos abuelas. A la madre de Irene Rosales por la enfermedad y a la madre de Kiko Rivera por el distanciamiento entre el DJ y la cantante. 

A pesar de que las hijas de la pareja son pequeñas, ya se enteran de todo. Las niñas son conscientes de que no van a volver a ver a su abuela materna. Irene se ha encontrado a su hija mayor rota de dolor. 

La colaboradora relató el pasado domingo en el programa de Mediaset, 'Viva la vida', que se acercó a su pequeña para conocer qué era lo que le sucedía. La respuesta de Ana Rivera Rosales a su madre fue muy dura. 

«Mamá, estoy llorando porque echo mucho de menos a la abuela Tere», le dijo la primogénita a su madre. Por su parte, Irene aseguró que «me rompió el alma». 

Además, la ex concursante de 'Gran Hermano Dúo' ha confesado que la nula relación de las niñas con Isabel Pantoja, como daño colateral de los problemas de los adultos, es lo que más le entristece.

«Saber que es la única abuela que tiene y no tiene contacto... Eso es lo que me duele», afirmó Irene Rosales. Isabel Pantoja es la única abuela que le queda a las niñas, ya que el padre de Kiko, Paquirri, también falleció hace casi 37 años. 

Irene al igual que Kiko quiere lo mejor para sus hijas. Por ello, la joven asegura que ha intentado que su marido y su suegra se reconcilien. La nuera de la Pantoja afirma que las niñas notan la ausencia de ambas abuelas. 

No obstante, Irene Rosales insiste en que ella prefiere mantenerse al margen de la relación entre la tonadillera y su 'pequeño del alma'. La colaboradora revela que ella apoya a su marido, pero sin influenciar en «lo que tiene que hacer».

Isabel se aleja de todos sus nietos 

Ana y Carlota no son las únicas nietas que la Pantoja ha dejado de lado a raíz de los conflictos familiares con los padres de las niñas. Alberto, el hijo de Isa Pantoja, tampoco comparte tiempo con su abuela materna. 

Chabelita entiende perfectamente a Irene porque ella también siente la misma tristeza, según descubrió tras la vuelta a su puesto de trabajo en 'El programa de Ana Rosa'. «Me duele por Alberto, porque él pregunta. Los niños se enteran de todo y echan de menos a su abuela», decía Chabelita. 

Fotograma de La Casa Fuerte con Isa Pantoja lloranda enfadada
Isa Pantoja secunda los sentimientos de su cuñada, Irene Rosales, porque ella también los siente. | TELECINCO

Sea como fuere, lo cierto es que Isabel Pantoja se está perdiendo los años más bonitos de sus nietos: su infancia. Aunque en algún futuro se pueda llegar a arrepentir de no haber estado más cerca de ellos, el tiempo no dará marcha atrás.