El futbolista Cesc Fàbregas (1987) también quiso hacer un viaje al futuro. En este caso fue en 2014, cuando aprovechó su adiós al F.C.Barcelona para hacerse aquello que tanto necesitaba: el implante de pelo. El centrocampista catalán tenía 27 años cuando cambió radicalmente de imagen, pues de las pronunciadas entradas pasó a un pelo denso y frondoso. Y, como tantos otros, sacó tajada de ello para lucir tupé.
Su regreso a Barcelona le pasó factura
Cesc siempre había sido plato de la devoción del barcelonismo. Triunfó como nadie en las filas del Arsenal londinense y, con Pep Guardiola en el banquillo azulgrana, el club le reclutó para apuntalar un centro del campo de ensueño con Sergio Busquets, Xavi y Iniesta. Pero al año, Guardiola se marchó y todo se fue al garete.
Cesc, pese a que empezaba siempre muy bien las temporadas, se fue apagando con el tiempo y al final su relación con el Barça fue insostenible. En el verano de 2014 se marchó al Chelsea F.C. entrenado por aquél entonces por José Mourinho, enemigo público del barcelonismo, para seguir sus pasos.
Y cuando llegó allí se dio cuenta de algo: estaba perdiendo pelo. ¿La solución del bueno de Cesc? Raparse, irse a una clínica londinense y hacerse el implante. «A grandes problemas, grandes soluciones», debió pensar el jugador que, cuatro años más tarde, se casó con su esposa Daniella Seeman. Cabe destacar que, en su boda, Cesc Fàbregas lució un tupé que seguro que fue la envidia de muchos.
Ahora, ya en la recta final de su longeva, laureada y exitosa carrera, Cesc Fàbregas defiende la camiseta del A.S. Mónaco, equipo de la Ligue 1 francesa.