Letizia no olvidará nunca la fecha del 27 de julio de 2021. Ese día, la reina perdía a una de las personas más importantes de su vida, a su abuela paterna, Menchu Álvarez del Valle. Pese a que ya contaba con 93 años, su muerte dejó en la más profunda tristeza a sus allegados.
La que fuera locutora, fue enterrada en la más estricta intimidad en el cementerio de Ribadesella. Estuvo acompañada por sus hijos Jesús y Henar, y un grupo muy reducido de familiares.
Entre ellos no se encontraba Letizia, que fue la gran ausente en su despedida. Tampoco aparecieron el rey ni sus hijas. En El Español han querido conocer un año después cómo ha vivido su entorno más cercano la muerte de Menchu.
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Las distintas fuentes consultadas señalan que ha dejado una profunda tristeza en los corazones de sus allegados. Sobre todo en su hija Henar, que "este año lo ha pasado especialmente mal porque fue la que estuvo más a su lado".
Pese a sus 93 años, la abuela de la reina se mantuvo muy activa hasta el final de sus días. Tenía el espíritu de una mujer joven, con ganas de seguir haciendo cosas. "Nadie diría que tenía esa edad, era toda vitalidad y energía", explican.
Cuentan que "lo movía todo a su alrededor con una facilidad asombrosa". Destacan de ella su enorme fortaleza, "era un roble, nunca se quejaba de nada. Nunca la veías hablar de achaques ni problemas de ese tipo", apuntan.
Otra persona que está viviendo con mucho dolor el fallecimiento es su hermana. "Se ha ido su otra mitad, no sabes lo que se parecían físicamente", afirman. Sus familiares y amigos están todavía "digiriendo" su marcha, pero tienen la tranquilidad de que se marchó "tranquila y en paz con la vida".
La abuela de Letizia sigue estando muy presente entre sus amigas del club de la tertulia feminista El Garabato. Con bastante frecuencia se reúnen para recordarla y leer sus poemas favoritos. Es la manera de homenajearla.
La consideraban el motor del grupo, "el alma de todas". Tienen claro que solo pueden acordarse de ella "con una sonrisa y en positivo. Con fuerza y resiliencia, como era en la vida, un torrente de ganas de vivir".
Explican que dentro de poco está previsto que la Casa de Cultura de Ribadesella le "rinda algo bonito". En el oriente asturiano, Menchu encontró la libertad y la discreción que tanto quería. Y mucho más tras darse a conocer la relación de su nieta con el por entonces príncipe Felipe.
Acumulaba a sus espaldas una gran trayectoria en la radio. Se convirtió en una de las voces más reconocidas de las ondas en el Principado, prejubilándose en 1990.
Letizia sentía admiración por su abuela
Letizia siempre le declaró a su abuela su admiración personal y profesional. Estuvo muy unida a ella siempre. De hecho, siguió sus pasos en el mundo de la comunicación.
La reina llevaba varios años mostrando su preocupación por el estado de la locutora. Aunque no tuviera graves problemas de salud, sí que sufría los achaques típicos de la edad. De hecho, cada vez eran más frecuentes sus desplazamientos a Asturias.
"Ellos vienen aquí de vez en cuando, aunque nadie se entera", apuntaba Menchu en marzo de 2019. Contaba que no estaba del todo cómoda en Zarzuela: "No me encuentro allí, soy muy independiente con mi vida y mis horarios". Prefería ir "de visita unas horas o una noche como mucho, pero nada más".
El compromiso de Letizia con Felipe generó un gran revuelo en su vida. Acostumbrada a la paz del pueblo, "aquello fue una avalancha de gente, de curiosos, de fotógrafos. Además, ocurrió en el último año de vida de mi marido, y aquello parecía una romería", dijo.
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