Historias como las de Eda y Serkan en 'Love is in the air' o la de Bahar en 'Mujer' han conseguido atrapar a miles de televidentes que no dudan en seguir de cerca las aventuras y desventuras de estos personajes que han convertido las series turcas en un auténtico fenómeno en nuestro país.
Poco a poco, las novelas han conseguido colarse en el prime time televisivo de nuestro país cosechando un enorme éxito, con lo cual han logrado competir con auténticos bombazos como 'La isla de las tentaciones', un duro rival a batir al que solo este tipo de contenido ha logrado compararse.
La propia vida personal de los actores no dejan de generar controversia, habiéndose convertido en auténticas estrellas a nivel internacional, como ocurrió en el caso de Can Yaman, o en el de Hande Erçel y Kerem Bürsin, -que dan vida a Eda y Serkan, y cuyo romance muchos esperan ansiosos que traspase la pantalla-.
Sin embargo, más allá de las bonitas historias que han conseguido conquistar a Europa entera, como ya ocurrió en su momento con el 'boom' de las telenovelas mexicanas, parece que las series turcas esconden detrás ciertos detalles escabrosos que muy pocos conocen y que seguramente los productores prefieren dejar enterrados.
Y es que comparado con la libertad que hay en nuestro país a la hora de reflejar el papel de la mujer, o incluso las relaciones románticas, en el caso de Turquía la cosa difiere mucho, sobre todo por el gran obstáculo que supone la censura.
Al parecer, casi todas las ficciones que se van emitiendo en nuestro país, están sometidas al férreo control del Consejo Supremo de Radio y Televisión de Turquía (RTÜK), el cual se encarga de supervisar, censurar y sancionar las emisiones que no cumplan con los requisitos morales o ideológicos implantados en el país.
Eso explica la ausencia de parejas homosexuales, o de escenas subidas de tono, algo que no supone ningún problema en cualquier otra producción extranjera. Eso, sin tener en cuenta el modelo de representación de mujer sometida y arcaica, que contrarresta mucho con la visión feminista que tenemos en otros países.
«Estamos consumiendo estos contenidos sin ser conscientes de que pertenecen a un modelo de representación de la mujer y de la familia en algunos casos tremendamente misóginos».
«No se ajustan a los criterios de inclusión que se han planteado en Europa Occidental y ahora nos damos cuenta de que se está produciendo un retroceso en la representaciones sociales y, por lo tanto, un peligro evidente de lo que pueden derivar de estas representaciones», ha manifestado una experta en el tema.
Al parecer, el peligro reside en perder los avances que se han hecho tras mostrar unos modelos tanto familiares como sociales muy arcaicos, que hace tiempo se aceptaban sin rechistar en España y otros países europeos, pero que, sin embargo, poco a poco se han visto como obsoletos.
«Si se considera que la ficción no es solo entretenimiento sino también construcción de imaginarios, la ficción turca puede ser un producto comercial muy atractivo, pero hay que entender que es resultado del control de contenidos y de una censura rigurosa».
De hecho, este mismo año la exitosa 'Love is in the air' recibía una sanción económica después de mostrar a los protagonistas en una situación demasiado íntima dentro de un jacuzzi, -en una escena, los protagonistas se masajeaban dándose un baño, lo que fue considerado como contenido erótico-.
A pesar de ello, es innegable que la fama de este tipo de proyectos ya es imparable, llegando a colarse incluso en plataformas como Netflix, y lo cierto es que queda claro que a pesar de que un primer momento empezaron a lanzarse de forma algo tímida en canales como Neox o Nova, finalmente han acaparado la atención de otras cadenas.