Hablar de la televisión española de la década de los 90 es hacer mención obligada a Andoni Ferreño, Agustín Bravo o Alicia Senovilla. Una presentadora madrileña esta que estuvo al frente de numerosos programas de éxito y que, en un momento determinado, pareció desaparecer.
El principal motivo de esta ausencia televisiva fue una desgracia personal. En concreto, perdió a una hija, cuando se encontraba en la semana 39 de embarazo.
La trayectoria profesional de la presentadora
En enero de 1990 fue cuando conocimos a Alicia Senovilla. Lo hicimos gracias al que fue su primer trabajo en televisión: el programa Buenos días, de TVE.
Después, continuó su andadura en la radio, pero rápidamente volvió a la pequeña pantalla. Y es que tenía carisma, contaba con desparpajo y su imagen gustaba a la cámara. Tanto es así que fue fichada para presentar en solitario programas tanto para Canal Sur como para Telecinco.
Su gran salto profesional llegó en el año 1999 cuando fichó por Antena 3. Sí, porque se puso al frente de un espacio matinal, llamado Como la vida misma, que consiguió unos índices de audiencia bastante buenos. Y esto que tenía como principal rival a María Teresa Campos.
Es más, durante este tiempo llegó incluso a convertirse en la descubridora de Belén Esteban. Esta, que acababa de separarse de Jesulín de Ubrique, pasó a ser una de sus colaboradoras y aprendió mucho de televisión. Experiencia que le serviría para, más adelante, convertirse en uno de los rostros más importantes de Sálvame.
Tras este, vendrían otros programas en distintas cadenas autonómicas e incluso decidió probar suerte en Internet. Sí, porque fue presentadora del primer espacio del corazón emitido en Youtube. Ahora es la conductora de Mi gran tarde, de Castilla la Mancha Televisión.
La gran tragedia personal de la periodista
Durante un tiempo, Alicia Senovilla estuvo alejada de los medios. El motivo fue que atravesó una inesperada tragedia personal. Lo que sucedió fue que perdió a una hija, entre su primogénita (Candela) y su segundo vástago (Erasmo).
El año pasado fue cuando la madrileña se atrevió a contar esta dura experiencia en una entrevista que concedió a la revista Lecturas. En efecto, expuso: “Perdí una hija porque se le hizo un nudo en el cordón y la dejó sin riego. Estaba de 39 semanas”.
“Tuve que dar a luz sabiendo que nacería muerta. La doné a la ciencia”.
Este trágico hecho ha sido el peor que le ha tocado vivir a la presentadora y la hundió. Sin embargo, con ayuda de sus familiares y amigos e incluso de compañeros consiguió salir adelante. Logró aferrarse a lo positivo y así decidió no cejar en su empeño de continuar con su profesión.
En 2014 sufriría otro revés personal. Tras 18 años de matrimonio, rompió su relación con Erasmo Úbeda, con el que tuvo a sus dos hijos.
Pero la vida le tenía preparada una gran y grata sorpresa. Sí, porque, poco después, volvió a encontrar el amor. Lo hizo en brazos del médico José Manuel Gómez Villar, que es conocido por ser el cirujano estético de numerosas famosas.
La diferencia de edad entre ellos, 12 años, no ha supuesto ningún impedimento para fortalecer su relación. Actualmente, esta se encuentra absolutamente consolidada y les hace muy felices. Buena muestra de esto es que la presentadora ha llegado a manifestar de su chico: “Es mi vida, mi ilusión y mi compañero de aventuras”.
Su relación de pareja, sus hijos y sus trabajos en televisión son su felicidad y su motor de vida. Y así lo dejó claro recientemente cuando cumplió 52 años. Lo hizo escribiendo en redes sociales: “Sigo cumpliendo años y sigo creciendo”.
“Y sigo aprendiendo, que en eso consiste la vida. Consiste en seguir avanzando, creciendo y disfrutando de la vida”.