La polémica está servida. Todo un país en vilo tras la desaparición de las dos menores de Tenerife y su padre, Tomás Gimeno. Anna y Olivia desaparecieron el pasado 27 de mayo en la isla, un secuestro producido por el progenitor.
El jueves se halló el cuerpo sin vida de la mayor de las dos hermanas, Olivia, de 6 años, en el fondo del mar.
Por su parte, los padres, Beatriz Zimmermann y Tomás Gimeno mantuvieron una relación fruto de la cual nacieron las dos niñas. Lo cierto es que esta misma se rompió hace más o menos un año. En ese momento, terminó la convivencia entre los dos, Tomás rehizo su vida en Igueste de Candelaria y Beatriz, junto a sus hijas, en Radazul.
Los forenses piden «prudencia extrema»
Desde el momento en el que la relación se zanjó, el trato por parte de Tomás hacia Beatriz no fue nada bueno. Los comportamientos vejatorios y denigrantes pasaron a primer plano.
Comentarios descalificativos, ofensivos y ultrajantes. El propósito de Tomás no era otro que el de menospreciar a la que había sido su mujer.
El motivo también estaba claro, los celos de él al enterarse de que Beatriz había rehecho su vida con una nueva pareja. No soportaba la idea de que sus hijas pasasen tiempo con el nuevo novio de su expareja. Así lo recoge el auto de la magistrada del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción Número 3 de Güímar.
Por otro lado, según El Español, la relación entre los dos se inició cuando eran adolescentes, con unos 15 años. Así mismo, Tomás no era un loco ni un monstruo, como resaltó la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell, «no es un loco, no es un asesino en serie, es la cara del machismo, de ese hombre que no tolera la libertad de la mujer, su igualdad».
En este sentido, el portavoz de la madre de las niñas, Joaquín Amills, ha explicado en reiteradas ocasiones que a Gimeno le caracterizaba su personalidad narcisista. Además, cuando la relación terminó, Beatriz estaba embarazada de Anna.
Una mujer agotada de las infidelidades del que fue su pareja. Continua deslealtad que acabó poniendo punto y final a 17 años de relación.
Tiempo después, la madre de las pequeñas ya soltera, rehizo su vida y conoció a un hombre, Eric, de 60 años.
Los dos comenzaron una relación. La realidad es que esta libertad Tomás no la iba a permitir. No pudo aceptar que su mujer rehiciese su vida, y según consta en las diligencias del caso, los insultos hacia Eric no pararon: «No quiero que ese viejo cuide de mis hijas».
Posteriormente y con los comportamientos de él, los celos enfermizos le llevaron a agredir a la madre de las pequeñas. La pelea se produjo el 30 de agosto de 2020, cuando Tomás increpó a la nueva pareja de su exmujer en el parking de un restaurante.
En ese mismo instante, Beatriz intentó impedir la agresión, pero también la golpeó a ella. Y no solo eso, sino que terminó arrastrándola por el suelo mientras la cogía del pelo. Lo cruel es que toda la escena ocurrió delante de Anna y Olivia.
Por miedo y con el deseo de no tener más problemas, Beatriz decidió no interponer ninguna denuncia. Por su bien y por el de sus hijas.
Sin embargo, las agresiones continuaron. La madre no quería que una detención del progenitor agravase la situación.
Finalmente, y sin esperarlo, el trato machista y el uso de la violencia vicaria desencadenaron en el peor de los escenarios: el asesinato de sus hijas. Un plan que habría estudiado al dedillo para «provocar un inhumano dolor a su expareja».