Anna y Olivia y una foto de su madre Beatriz Zimmermann

Beatriz, madre de Anna y Olivia, arroja la toalla: ‘Se acabó’

Beatriz es cada vez más consciente de la realidad y ha perdido toda esperanza de encontrar el cuerpo de su hija Anna

Beatriz Zimmermann, la madre de Anna y Olivia, ha perdido toda esperanza de encontrar a su bebé de un año. El buque especializado agota sus últimas horas en aguas de Tenerife. A partir de mañana, la investigación tomará un nuevo rumbo.

En las últimas horas se ha especulado sobre la posibilidad de que Tomás Gimeno, el padre de las menores, siga vivo. Eso abriría una luz de esperanza para que Anna siguiera con vida. Pero algo ha cambiado en el interior de su madre.

Toda la información que aparece en los medios de comunicación ha sido previamente comunicada a la madre de las niñas. Beatriz conoce al detalle, paso a paso, todo lo que va sucediendo. Esto le hace ser cada vez más realista.

Los agentes le han trasladado el contenido de las cartas y los mensajes de despedida de Tomás. De ellos se desprende que en su plan no entraba el suicidio. La Guardia Civil cada vez ve más probable que el presunto parricida esté fugado.

Esto ha hecho aumentar las especulaciones sobre el verdadero paradero de Anna. ¿Y si la hermana menor siguiera con vida, junto a Tomás? Es una posibilidad remota, ya que junto al cadáver de Olivia, a 1.000 metros de profundidad, había una segunda bolsa abierta.

«Me consta que los investigadores han explicado a la madre todos los pormenores de lo que va sucediendo», asegura el agente José María Benito. Los expertos aseguran que saber lo que pasó es necesario para que la madre pueda cerrar el duelo.

Está convencida de que no hay nada que hacer

Gente cercana a Beatriz Zimmermann explican que «es una madre sensata que lo ha entendido perfectamente». Según el agente Benito, «Beatriz no va insistir en que se siga, se siga y se siga. Ella está totalmente convencida de que no hay nada que hacer».

La percepción de la madre coraje de Tenerife coincide con la de los investigadores. Creen que «es muy difícil encontrar los cuerpos, por mucho que ese barco se quede ahí». Lo de Olivia ya fue un milagro, «un golpe de suerte», y no crean que haya dos.

Buscar objetos o cuerpos pequeños en el fondo marino es una tarea muy complicada. El fondo marino es un espacio casi insondable, con una gran vastedad y muy poca claridad. A partir de ahora, la investigación tendrá que centrarse en otras líneas.

La Guardia Civil destaca la actitud que ha tenido la madre de Anna y Olivia en todo momento. Ella mantuvo hasta el último momento la esperanza de encontrarlas con vida. Y cuando apareció el cuerpo de Olivia, sacó fuerzas para agradecer el apoyo recibido.

El auto judicial señala que Tomás Gimeno preparó su plan con la intención de causar a Beatriz el mayor daño imaginable. Aun así, esta mujer ha demostrado una gran entereza. Ahora, sus fuerzas empiezan a flaquear a medida que va siendo consciente de la realidad.

¿Y ahora qué?

El buque equipado con un sonar y un robot submarino finalizan mañana su tarea en la costa tinerfeña. Con su retirada desaparecen todas las posibilidades de encontrar a Anna y a Tomás en el fondo del mar. Pero el caso no acabará ahí.

La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, ha confirmado en las últimas horas que el cuerpo policial seguirá investigando. No abandonarán el caso hasta que esté cerrado. A partir de ahora seguirán nuevas líneas de investigación.

A corto plazo, los investigadores se centrarán en dos aspectos. Primero, rastrear los últimos lugares donde estuvo Tomás e interrogar a su entorno cercano. Buscan una pista que les acerque al presunto asesino, en el caso de que este siga con vida.

Según el auto judicial, la última señal de teléfono de Tomás Gimeno fue detectada en tierra firme a ocho kilómetros de donde apareció su barca a la deriva. Esto aumenta las sospechas de que el padre de Anna y Olivia sigue con vida. Podría haber huido a otro país.

El otro hilo del que tirar son los resultados definitivos de la autopsia de Olivia. Están a la espera de las pruebas toxicológicas y biológicas de los restos de la mayor de las hermanas. Esto permitirá conocer al detalle lo que sucedió la noche fatídica del 27 de abril.

Beatriz es consciente de que quizás no podrá recuperar nunca el cuerpo de Anna, su bebé de un año. Pero saber qué pasó exactamente es algo necesario para que pueda cerrar el duelo. Aún quedan páginas por escribir en esta trágica crónica de sucesos.