María Teresa Aladro pasa a formar parte desde ayer de la espeluznante estadística de fallecidas por violencia de género en España: 1.091 desde 2003. Sin embargo, para sus allegados, María Teresa, a la que llamaban cariñosamente Tere, era mucho más: una mujer muy trabajadora, entregada a su hijo y siempre pendiente de todos.
Tere llevaba más de diez años viviendo en Pola de Laviana. Su vida dio un giro el pasado noviembre: tras el fallecimiento de su madre Inés, decidió dejar a su marido y padre de su hijo Adrián. Cuando la relación empezó a deteriorarse, dejó el domicilio familiar y se instaló en un piso que tenían sus padres en la misma localidad. El lugar donde ayer fue asesinada.
Una amiga de la víctima recuerda en El Comercio que «por lo que ella contaba, él era un demonio en casa». Aun así, nunca lo había denunciado ni había pedido una orden de protección. En cambio, sí había acudido a solicitar información para iniciar los trámites del divorcio en el Centro Asesor de la Mujer.
La decisión no sentó nada bien a Senén Fernández, ex pareja de Tere, y solo unos días antes del fatal desenlace dejó algo claro a su entorno: «Si me deja, la mato». Ayer cumplió su macabra promesa: tras más de dos décadas de matrimonio, entró de madrugada en su casa y le pegó un tiro con su escopeta de caza. Luego, se entregó a la policía.
A pesar de que su decisión no tenía vuelta atrás, Tere mantenía una cierta proximidad con el padre de su hijo. Una semana antes del crimen, los vecinos les vieron comer juntos a los tres. La amiga de Tere asegura que «lo hacía por su hijo», y de hecho mucha gente de su entorno no sabía que se estaban separando porque querían llevarlo con discreción. En el barrio solían verlos a menudo, y el suceso ha sorprendido a todos.
Tere era natural del pueblo de Caleao, donde vive su padre y parte de su familia. Su padre fue guarda rural del Parque de Redes durante casi cuarenta años, mientras que su hermano gestiona unos apartamentos turísticos del pueblo. Allí la recuerdan como una mujer muy buena, siempre pendiente de todos y muy trabajadora. «Estaba empleada en una residencia donde la querían mucho», explica un allegado.
En su afán por cuidar de todos, María Teresa se había dedicado en cuerpo y alma a cuidar también de su marido, cuando en 2019 tuvo que pasar varios meses en el hospital. Pero su vida no había sido fácil, y en su entorno cuentan que desde hacía algunos años sufría de los nervios. La víctima 15 de la violencia de género en 2021 en España era una mujer valiente, que había aprendido a salir adelante por su hijo.
El verdugo: aficionado a la caza y amenazas en Facebook
Tere había empezado una nueva vida, que no podrá disfrutar por culpa de su verdugo, Senén Fernández. Natural de Llanos, en Aller, tiene 51 años, vive en Pola de Laviana y es trabajador autónomo. Es aficionado a la caza, y gente de su entorno asegura que nunca había sido violento y que no pueden creer que haya disparado a su ex mujer.
Al parecer, últimamente Senén había cambiado de carácter por la decisión de María Teresa de dejarlo. Una de las amigas de ella explica: «No me estaba gustando lo que publicaba en Facebook, muchas indirectas y cosas raras». En su muro se podían leer frases como «a veces uno no se arrepiente tanto de las cosas que hizo mal, sino de las cosas que hizo bien para las personas equivocadas». O «el día que esté aquí ya no molestaré», acompañada de la foto de un ataúd.
Senén pasará hoy a disposición judicial por el asesinato de Tere, mientras en España sigue la consternación por la sucesión de crímenes machistas esta semana. Además de ella, en pocos días han sido asesinadas Lucia (42 años), Betty (52 años) y Warda (28 años), además del hijo de esta última, Mohamed, de 7 años.
El asesinato de Tere ha causado una gran consternación en Asturias. «Matan a cuatro mujeres en una semana y no pasa nada, si fueran futbolistas se pararía el país», decía la secretaria de Igualdad de UGT, Carmen Escandón. Por su lado, el ministerio de Igualdad ha convocado una reunión urgente del Pacto de Estado contra la Violencia tras el repunte de víctimas mortales: cinco fallecidos en lo que ya es una semana negra.