Quedan menos de 24 horas para que la mascarilla deje de ser obligatoria. Llevamos más de un año con este complemento en nuestras vidas, y ahora va siendo hora de decirle adiós.
Pero no será un adiós definitivo, pues solo podremos prescindir de ella en los espacios abiertos siempre que esté garantizada la distancia de seguridad.
El próximo 26 de junio volveremos a ver los rostros y a respirar con total libertad. No tener que llevar mascarilla en la calle, más aún con las altas temperaturas, era un clamor popular que podría acarrear algún problema.
El virus sigue estando presente y a la sensación de inseguridad, se le suma un nuevo síndrome. Se le conoce como 'el síndrome de la cara vacía' y podría provocar una angustia entre quien lo padece.
Así se identifica 'el síndrome de la cara vacía'
La mascarilla se ha convertido en el complemento por excelencia en este largo año de pandemia. Ha sido indispensable para evitar y reducir los contagios de Covid-19 y ahora, estamos cerca de despedirnos de ella.
Esto supone una gran liberación para la mayor parte de la población, pero un quebradero de cabeza para otros muchos. Nos hemos acostumbrado a llevar oculto parte del rostro y este nuevo cambio puede provocar un malestar.
Esta sensación se debe a la angustia que se origina al mostrar nuestra cara en público. No está tipificado como un trastorno en sí, pero los psicólogos no lo pasan por alto.
Así lo ha explicado el experto José Antonio Galiani en una entrevista para Nius. Según él, quitarnos la mascarilla después de tanto tiempo ocultando el rostro genera sensaciones angustiosas.
El estrés, la ansiedad o incluso agorafobia podrían experimentarse ante la idea de mostrarnos tal y como somos en realidad. "El estrés deja huella. Hay que reconectar con las facciones", explica Galiani.
'El síndrome de la cara vacía' puede llegar a que sintamos nerviosismo, sudores, inquietud y hasta dolores. Todo ello con la sensación de sentirnos desprotegidos frente a los demás.
El psicólogo añade que este trastorno podría provocar que evitemos el contacto con los demás, a 'no querer socializar' y buscar el aislamiento.
El método para superarlo
Llevar más de un año con la mascarilla, ha hecho que nos dejemos de preocupar por cómo nos ven los demás. Esto generó una falsa confianza que ahora podría venirse abajo al dejar de utilizarla.
Galiani opina que, en el hecho de que nos quitemos la mascarilla 'se expone la autoestima'. A partir del próximo 26, muchas personas volverán a estar pendientes de la imagen que proyectan dando paso a las inseguridades y a la ansiedad.
Según el experto, la clave para superar los síntomas que genera este trastorno radica en aceptar nuestras emociones y tener buena actitud.
Aumentan los retoques estéticos
Con la llegada del cubrebocas, los ojos ganaron protagonismo. De ahí que el número de intervenciones estéticas para mejorar esa parte del rostro, aumentasen con la pandemia.
Eliminar el cansancio, las ojeras, las patas de gallo o elevar los párpados se convirtieron en los principales retoques. De esta manera se ofrecía a nuestro interlocutor una parte de nuestro rostro visiblemente mejorada.
Ahora es el momento de mostrar el resto de la cara, y es por ello que las consultas estéticas se llenan de nuevos clientes.
Alisar el rostro, eliminar manchas, limpieza profunda de la piel o incluso algún pinchacito que otro de bótox, ganan peso en las clínicas. Queremos dar nuestra mejor cara a la gente que nos rodea y demostrar que la pandemia no nos ha pasado factura.
Es una manera de combatir 'el síndrome de la cara vacía' sin profundizar demasiado en su origen, aunque eso suponga un desembolso económico.