El coronavirus parecía aletargado, prácticamente reducido a unos pocos casos sin demasiada importancia. Pero la situación no es tan bonita como algunos quisieron pintarla. La séptima ola ya está entre nosotros y se espera un aumento de la incidencia a lo largo del verano.
Solo hay que comprobar el fuerte crecimiento de la transmisión, que ya se deja notar en los hospitales y centros de primaria. Las autoridades sanitarias sospechan que lo peor está aún por llegar. Sin embargo, confían en que la alta inmunización de la población pueda frenar la incidencia.
El coronavirus sigue siendo un peligro, sobre todo, entre los grupos de población más vulnerables. Entre ellos, se encuentran las personas de edad avanzada, las inmunodeprimidas o las no vacunadas. La investigadora del Grupo de Biología Computacional de la UPC Clara Prats sostiene que "no sería un buen momento para ir a comer a casa de la abuela".
Los datos están a la vista. En los últimos cuatro días el Ministerio de Sanidad ha registrado más de mil hospitalizaciones por COVID-19. En total, los centros hospitalarios cuentan con 7793 pacientes con la enfermedad.
Por su parte, la incidencia acumulada, en las dos últimas semanas, en mayores de 60 años se coloca en 653 casos por 100 000 habitantes. Suponen 63 puntos más respecto a hace una semana, así que la escalada es evidente y con pocas posibilidades de frenarla. Hay dos comunidades que ya rebasan los 1000 puntos, como son Canarias y Madrid.
Los datos que maneja Sanidad no son del todo fiables. En los últimos siete días, han contabilizado 98 507 positivos.
Estas cifras solo incluyen a los pacientes que acuden al médico y que presentan un peor estado. Casi la mitad de ellos corresponden a personas de más de 60 años. Por su parte, los fallecimientos se elevaron hasta los 365.
En la actual situación del coronavirus, todo hace indicar que nos encontramos a las puertas de la séptima ola. Prats señala a La Vanguardia que "no es una ola clásica, sino una subida significativa de casos en forma de ola". Por el comportamiento de la epidemia, se sabía que "en algún momento subiría, pero no sabíamos cuando".
Llega en una época en la que se intensifican las reuniones sociales. "Hay conciertos multitudinarios, festivales en los colegios y la verbena de San Juan. Los encuentros interpersonales están detrás de los incrementos de contagios", recuerdan.
Además, se dan un par de circunstancias difíciles de controlar. Por un lado inciden en la pérdida de la inmunidad que aportaron las vacunas y la aparición de los linajes BA.4 y BA.5 de ómicron. Estas subvariantes resultan más transmisibles y tienen la capacidad de infectar en menos tiempo.
El coronavirus, controlado gracias a la vacuna
El coronavirus, pese a todo, se está controlando gracias a las vacunas. Los expertos coinciden en que el impacto de una séptima ola será menos potente que el de la quinta, que se registró el verano pasado. Hay constancia de que el tercer pinchazo está protegiendo a la población de más edad.
De momento, la ocupación de camas por COVID-19 se coloca en el 6,3% en el conjunto de España. Solo por encima de la media se sitúan Madrid, Castilla-La Mancha, Euskadi y Cataluña. Por su parte, las UCI se encuentran en el 4%.
Hay muchas dudas sobre lo que puede ocurrir a partir de otoño. Todo dependerá de "la inmunidad que haya adquirido la gente", apunta Prats. Explica que el virus ha evolucionado a "base de olas y parece claro que así seguirá".
Otro detalle a tener en cuenta con el coronavirus es la aparición de nuevas variantes. No hay la garantía de que las actuales vacunas sean capaces de contrarrestar los efectos de las cepas que vayan surgiendo.