El coronavirus volverá a estar muy presente en nuestras vidas este verano, aunque se hayan reducido al máximo las restricciones, la incidencia hospitalaria y el número de fallecimientos. Se trata de la séptima ola, también conocida como 'ola oculta', y ya la tenemos entre nosotros desde hace semanas.
Aseguran que nadie ha querido verla, pero los contagios y las víctimas mortales son más que evidentes. A mediados de mayo, se producía un pico de la incidencia para reducirse durante las siguientes semanas. Sin embargo, lo más sorprendente fue el inesperado repunte de muertes en el último mes.
La situación con el coronavirus podría agravarse durante el verano con la aparición de nuevas subvariantes. Desvelan que serían más transmisibles y con capacidad para sortear la inmunización. Por lo tanto, reúne todos los ingredientes para provocar una nueva ola covid.
La incidencia acumulada ha vuelto a crecer de nuevo. Se ha llegado a los 612 puntos, que suponen 23 más respecto a hace una semana. Además, el viernes se notificaban 48 272 contagios, que es el número más elevado desde el 20 de mayo.
En cuanto a las hospitalizaciones, de momento los centros médicos del país cuentan con 6 788 pacientes. Las cifras son preocupantes, aunque todavía no resultan lo suficientemente alarmantes para tomar medidas de contención.
En lo que se refiere a los pacientes ingresados en la UCI, la cifra se mantiene estable por debajo de los 350. Pero lo realmente llamativo es la cantidad de fallecimientos reportados. La semana pasada, en cuatro días, se comunicaron 243.
Los muertos por coronavirus en lo que va de junio ascienden ya a 685. La media es de menos de 50 defunciones al día, muy lejos de las 82 que se consiguieron el 12 de mayo.
Hace unas semanas, se retiraban las mascarillas de interiores y se ponía fin a los aislamientos domiciliarios. Era previsible que hubiera un cierto repunte de positivos a raíz de esto, pero no se produjo finalmente. Ahora toca afrontar un verano con una importante vida social.
La recomendación, una vez más, pasa por relacionarse con los demás al aire libre, en espacios abiertos y ventilados. Esto evitará en gran medida que se favorezcan las infecciones. Pero esto no será suficiente para atajar el problema derivado del virus.
Desde Europa, auguran un importante crecimiento de casos durante las próximas semanas. La culpa la tendrán la aparición de nuevas variantes de ómicron, conocidas como BA.4 y BA.5. El Centro Europeo de Control de Enfermedades ha realizado ya los primeros estudios comprobando que se acabarán imponiendo en el continente.
El coronavirus marcado por las nuevas variantes
El coronavirus evoluciona con la aparición de subvariantes. La previsión es que durante el verano sean dominantes las BA.4 y BA.5, que son derivaciones de ómicron. En Portugal, ya representan el 80% de los casos mientras que en el resto de Europa solo suponen el 50%.
Resultan más transmisibles que la ómicron original. Además, según un informe publicado en Nature, las vacunas no tienen un poder neutralizante tan alto frente a las nuevas cepas. Los expertos indican que es posible que una inyección de refuerzo no resulte del todo eficiente contra ellas.
Todo esto ocurre mientras que el Ministerio de Sanidad sacaba a la luz sus planes de futuro respecto a la dosis de refuerzo. La ministra Carolina Darias aseguraba que se generalizaría el pinchazo a toda la población en otoño. Más tarde lo desmentiría, aunque dejando abierta la puerta a una posible nueva campaña de inmunización.
La única buena noticia que dejan las nuevas subvariantes del coronavirus es que no está probado que sean más virulentas que las anteriores. Además, provocan unos síntomas más leves respecto a delta o alfa.