Rosa Maqueira fue encontrada sin vida el 16 de junio de 2020 en Benidorm. Una vecina llevaba días sin verla y alertó a la Policía preocupada de que le hubiera pasado algo. Rosa padecía una enfermedad llamada focomelia que, en su caso, le provocó una ausencia de piernas y brazos.
La mujer se movía en silla de ruedas y su entorno pensó que, quizás, había sufrido un accidente doméstico. Cuando la Policía entró en el domicilio, hallaron el cuerpo tirado en el suelo, la primera impresión apuntaba que se había caído de la silla.
Sin embargo, había cosas que no cuadraban y que el forense descubrió. Rosa tenía varios golpes en la cabeza que no encajaban con el posicionamiento del cadáver. Se determinó entonces que detrás de la muerte de la mujer se hallaba un crimen.
Las investigaciones llevaron a señalar a dos sospechosos: Olga Barrachina y Fernando José Alcalde, amigos de la víctima que ocultaban un secreto.
Detienen a dos amigos de Rosa por asesinato
Poco más de dos meses después de hallar el cuerpo sin vida de Rosa, Olga y Fernando José fueron detenidos. El matrimonio admitió haber tenido una relación con Rosa que comenzó en 2019. El hombre había trabajado para la víctima como chófer y recibía una compensación de 2.500 euros al mes.
Tiempo después, cuando Fernando dejó de trabajar para ella, el matrimonio seguía recibiendo dinero por parte de Rosa, sin ningún motivo.
Durante la investigación, los policías se percataron de que días antes de encontrar el cuerpo, tanto Olga como Fernando realizaron un viaje sospechoso. Ambos salieron de Lleida hacia Benidorm en coches separados y con pocos minutos de diferencia. Un día después, regresaron al lugar de origen.
Tal y como apunta la investigación, cuando llegaron a Benidorm acudieron al domicilio de Rosa. Tenían llaves de la vivienda de cuando él trabajó para la víctima y, una vez dentro, uno de ellos la golpeó en la cabeza.
En el momento de la detención, Fernando confesó, mientras que Olga se mostraba sorprendida por lo ocurrido. Él permanece en prisión y su mujer está en libertad provisional a la espera de juicio.
"Contra Olga no hay pruebas como para imputar un delito", explica su abogada. "La única persona contra la que existen pruebas directas, incluida una confesión, es Fernando", añade. "Ella no se acercó a la vivienda de la víctima, no hay ninguna cámara que lo recoja, no hay nadie que la haya visto", apunta.
"He hecho lo que tenía que hacer"
Cuando la Policía detuvo a Olga y Fernando, está no daba crédito a lo que estaba pasando cuando la acusaron de asesinato. Su marido, en cambio, tuvo una actitud diferente. "Yo le miraba, pero él no me miró a la cara en ningún momento", cuenta la presunta sospechosa a Elcierredigital.com.
Tras registrar el domicilio de los detenidos, encontraron dinero sustraído a la víctima y ropa que presumiblemente se usó en el crimen. Ante las evidencias, la reacción de Fernando fue contundente.
"Cuando me enteré le pregunté qué había hecho, y él me dijo «lo que tenía que hacer y más vale que te calles»", recuerda Olga.
La víctima era la amante de su presunto asesino
Algo más de un año es lo que Olga ha permanecido ingresada en prisión. Trece meses que han sido una pesadilla y donde descubrió que su matrimonio era peor que la cárcel. "Fernando es manipulador y autoritario, yo vivía en su tela de araña", explica.
No se dio cuenta de la vida que llevaba y de que su marido la sometía a un maltrato psicológico hasta que entró en prisión. Tampoco sospechó nunca de que Fernando le estaba siendo infiel con Rosa, una información que le reveló la Policía.
"No he podido ni leer los mensajes que se intercambiaron y que constan en la investigación", cuenta Olga. "Rosa era mi amiga, pensar que te engañan tanto el uno como la otra, es muy duro de aceptar", relata.
Tras el estupor inicial de saber que Rosa se acostaba con su marido, Olga tiene claro que Fernando solo utilizaba a la víctima. "Nunca le habría atraído alguien como Rosa, pero le gustaban los regalos que le hacía, se aprovechaba de ella", opina, señalando un interés económico.