Todo el mundo estuvo muy pendiente del rey Juan Carlos durante el pasado fin de semana. Cualquier palabra o gesto era suficiente para sacar conclusiones de su paso por España. No habló demasiado con los medios, aunque en su cara se podía apreciar la felicidad del momento.
Sin embargo, hubo unas palabras suyas que generaron bastante revuelo. Eran su manera de responder al gobierno de Pedro Sánchez y de Podemos, que demandaba que diera la cara. Protagonizó un enorme exhibicionismo mediático en Sanxenxo, algo que resultó desagradable para el ejecutivo, pero también para la Casa Real.
"¿Explicaciones de qué?", respondió Juan Carlos cuando abandonaba las instalaciones del Náutico de la localidad pontevedresa. Los medios le preguntaban por sus posibles delitos fiscales por los que no pudo ser acusado por su inviolabilidad y las regularizaciones ante Hacienda.
En varias ocasiones, los miembros del Gobierno le pidieron que diera explicaciones, y la última vez fue el pasado jueves. La vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, cree que debe rendir cuentas. Sobre todo tras las "inquietantes" informaciones destapadas sobre él.
En su opinión, cree que "todos los ciudadanos merecen una explicación." De una manera muy similar se expresó Yolanda Díaz.
La traición que pone al Rey Felipe entre la espada y la pared
Pero no fueron las dos únicas integrantes del Ejecutivo que le pidieron responsabilidades. En octubre del año pasado, Pedro Sánchez, solicitó que aclarara las informaciones "perturbadoras" que se habían hecho públicas sobre sus actividades económicas. Descartó en todo momento que se le fuera a dar un trato de "favoritismo".
En ese momento, el presidente del Gobierno dijo que "sería conveniente que el emérito dijese efectivamente cuál es su opinión sobre estos hechos". Entendía que aquellas noticias "socavan la confianza del pueblo español en todas las instituciones".
También se le preguntó a Juan Carlos sobre el encuentro que mantendrá hoy con su hijo Felipe. Evitó pronunciarse al respecto, aunque respondió de una manera sorprendente: "Yo estoy aquí, en Sanxenxo".
Los medios también querían saber que tenía pensado decirle al rey en esta reunión. El emérito soltó una sonrisa e hizo el gesto de la victoria con los dedos de su mano. No parecía estar excesivamente preocupado, más bien todo lo contrario.
En las últimas horas se destapó que en Zarzuela había un cierto malestar con él por su excesiva exposición pública. La familia real lo quería más discreto y con un perfil bajo, pero eso no parecía encajar con los planes del monarca. Se le vio desatado y no paró ni un momento durante todo el fin de semana.
Varió su agenda a su antojo, y lo mismo se montaba en un yate, que iba a ver a su nieto Pablo a un partido. Aquello descolocó por completo a Felipe y a Letizia.
Juan Carlos espera un caluroso recibimiento
Juan Carlos fue muy criticado en los últimos días por no haberse desplazado antes a Madrid. Lo más lógico es que hubiera rendido cuentas con el rey antes de pasarse por Galicia. Este domingo, no obstante, aseguró que tenía "ganas" de viajar a Madrid para estar con los suyos.
Esperaba recibir "muchos abrazos" de sus seres queridos, aunque no concretó con quién se verá las caras. Está confirmado que se encontrará con su hijo y su esposa. Pero queda por comprobar si estarán también sus nietos.
El emérito se mostró encantado durante su estancia en Sanxenxo. Los que le conocen bien señalan que "aquí se siente un chaval". No pierde la sonrisa en ningún momento, y además cuenta con la compañía de gente que le admira mucho.
Mientras que Juan Carlos disfrutaba del fin de semana en Galicia, las críticas y protestas se repitieron en distintos lugares de España. En Madrid se manifestaron unas 300 personas cerca del Palacio Real contra su regreso y la monarquía.