La intención del Gobierno de rebajar la factura de la luz el año que viene ha sido respondida con indignación por parte de las petroleras, que ya han anunciado una subida inminente de los carburantes. El sector lo tiene claro: «El consumidor va a pagar lo mismo». Según sus cálculos el aumento será de siete céntimos por litro, IVA incluido.
Esta es la respuesta de las petroleras al inicio de la tramitación del anteproyecto de ley para liberar del recibo de la luz los gastos de las ayudas a la transición energética, 7.000 millones de euros que el Gobierno quiere trasladar a los operadores energéticos.
La medida, que podría aprobarse definitivamente a principios de 2021, supondrá un gran coste para centenares de empresas proveedoras. Las grandes perjudicadas serán las petroleras, que ven en el proyecto del Gobierno un intento de subvencionar la transición energética: «quieren que todos paguemos la apuesta por la descarbonización».
Pero advierten que la medida no saldrá gratis y conllevará otras subidas. El sector prevé que la rebaja de la factura de la luz tendrá un coste de 2.800 millones de euros para las petroleras en cinco años, y que esto revertirá en una subida del precio del carburante de siete céntimos por litro, IVA incluido.
La medida del Gobierno pretende sacar del coste fijo del recibo de la luz los costes de las ayudas a las renovables. Con ello se consigue también solucionar el problema del déficit del sector que amenazaba con una subida importante de la factura de la luz el año que viene. El Gobierno ha optado para pasar la factura a las compañías del sector.
Según las previsiones, 500 empresas tendrán que asumir un coste adicional de 7.000 millones de euros anuales. Un reparto que no será equitativo, ya que las petroleras acarrearán con el 43%, las eléctricas el 31% y las gasistas el 25%. Los expertos no dudan en considerar a las eléctricas y las gasistas como las grandes vencedoras del acuerdo.
Sin ir más lejos, Endesa ha celebrado la decisión del Gobierno: «Creemos que se trata de un instrumento fundamental para conseguir la descarbonización de nuestro sistema energético». Otro representante del sector energético no duda en calificar la medida como «muy razonable, equitativa y en línea con el principio de neutralidad tecnológica».
Estrategia conjunta
Los expertos señalan que los comercializadores de energía eléctrica verán reducidos los costes imputados en el precio de la electricidad y esto les permitirá recudir la factura final, pero seguirán soportando una parte de los costes ya que también son sujetos obligados a la aportación al fondo creado por el Gobierno.
Las principales compañías petroleras en España podrían acordar una estrategia conjunta para contrarrestar la decisión. El sector se encuentra en una situación delicada que deja poco margen de actuación. La baja rentabilidad y el descenso de las ventas por la caída en picado del transporte por carretera plantea un panorama complicado.
Las petroleras son partidarias de que el Gobierno cargue en los presupuestos generales del estado las ayudas a las renovables. Consideran que la medida que ha tomado es injusta porque beneficia a unos empresarios y castiga a otros. Por eso los próximos días decidirán si recurren a la medida tomada por el ministerio de Transición Energética.
La propuesta del ministerio que dirige Teresa Ribera consiste en la creación de un fondo que gestionará las ayudas a las energéticas y que será financiado en gran parte a través de las aportaciones de las operadoras energéticas. Según las de carburantes, «el coste pasará del bolsillo izquierdo del consumidor al bolsillo derecho».
Las energéticas, vencedoras
Fuentes del sector aseguran que los comercializadores de gas natural y derivados del petróleo verán incrementados los costes por la contribución al fondo, pero creen que eso repercutirá en cada metro cúbico de gas o litro de combustible. Y lo que los ciudadanos ahorren en la factura de la luz lo acabarán pagando al llenar el depósito.
Los principales afectados, Repsol y Cepsa, prefieren no manifestar su opinión por ahora, pero las energéticas aplauden la medida al entender que «los hidrocarburos apenas contribuyen a la descarbonización a pesar de ser causantes de la mayoría de emisiones de CO2».