La Guardia Civil está intentando reconstruir las últimas horas de Tomás Gimeno con sus hijas. Una vez hallado el cadáver de una de las niñas, el objetivo es saber qué sucedió. Cómo el padre acabó con su vida, y cómo intentó deshacerse de los cuerpos.
Una de las claves fue el hallazgo el pasado lunes de una botella de oxígeno y una funda nórdica que ya había sido analizada. Las dos pertenecerían a Tomás y en la segunda no se habría detectado restos de sangre. Eso llevó a los investigadores a acotar la zona de búsqueda.
Los esfuerzos seguían centrados en los fondos marinos cercanos a la isla de Tenerife. Fue allí donde ayer por la tarde apareció el cuerpo de una de las niñas dentro de una bolsa. Estada atada al ancla, el objeto que el padre utilizó para lastrar los cuerpos.
El objetivo de la Guardia Civil es también poder comprobar si el padre de las pequeñas se pudo hundir con un gran bulto hacía el fondo del mar. Hay que recordar que no se han encontrado las maletas que sacó de su coche y se llevó en su embarcación.
Sigue por lo tanto la incógnita en torno a la botella de oxígeno y la manta encontradas el lunes. Tratan de saber para qué las utilizó. Ayer, en el programa 'Ya es mediodía', intentaron demostrar si pudo servir para lastrar los cuerpos a 1.000 metros de profundidad.
Una de las reporteras, Inma Rivas, no dudó en contar con la participación de dos expertos en buceo. Manuel Beltrán, experto instructor, dijo que era imposible que pudiera lastrar bultos tan grandes con esa botella.
La incógnita de la botella de oxígeno
La reportera y los instructores quisieron hacer un ejemplo gráfico para mostrar la razón por la que descartan esa posibilidad. Para ello mostraron en directo cómo podría ser el proceso en el mar, concretamente con una profundidad de 3 metros.
Ana se introdujo en el agua con una botella de aire comprimido de 17 kilos y medio más los 3 kilos de aire que tiene dentro. Con ella intentó lastrar una garrafa de 5 kilos que no consiguió terminar de hundir.
La garrafa se quedó flotando en el agua. La periodista pidió a la monitora que levantase las manos para que se viera claramente que la garrafa se quedaba en la superficie.
La explicación a esto la daba Manolo. Este exponía como los objetos pierden peso en el agua según su volumen y su densidad.
«Está flotando con kilo y medio positivo», decía sobre la garrafa. Y afirmaba que «hablamos de física nada más, no tenemos datos como los que tienen los investigadores».
Esta explicación le servía para afirmar que todas las bolsas o bultos que pudiera llevar Tomás no pueden ser hundidos con esa botella. «Se puede decir que simplemente lastró la manta que iba con ella», aseguraba.
Además añadía cómo este trozo de tela se pudo ir desgastando a medida que iba descendiendo. Añadía que «no bajó en vertical, llega al fondo en una diagonal».
Por último, también ha querido valorar la posibilidad de que Tomás se lastrara con el cinturón de pesos encontrado en su barca. Sobre esto ha dicho que es un caso diferente porque tiene una flotabilidad menor.
Ha explicado que el peso de los lastres son sus kilos en peso compacto. Si utiliza eso, sí se podría hundir con el mismo nivel con el que se hunde la botella.
La explicación más factible
Una de las incógnitas sigue siendo el papel que jugó la botella de oxígeno en el desenlace del caso. Pero todo parece indicar que no la utilizó para lastrar los cuerpos. El cadáver cuerpo de Olivia apareció dentro de una bolsa de plástico atado al ancla de la embarcación.
Al lado había otra bolsa de plástico, abierta y vacía. La principal hipótesis, por lo tanto, es que hundió a las niñas dentro de dos bolsas con el ancla de su embarcación.
Ahora queda por saber qué hizo Tomás Gimeno luego de hundir los cuerpos de sus hijas. Todo apunta a que se lastró con el cinturón de plomo, que aún no ha aparecido. Y queda por saber también para qué utilizó la botella de oxígeno y la sábana que aparecieron el lunes.