El COVID-19 ha traído consigo no solo la muerte de muchas personas en todo el mundo sino también una fuerte crisis económica. Esta ha afectado a millones de ciudadanos y entre estos se encuentra uno de lo más singular. Nos estamos refiriendo a un preso fugado que ha decidido entregarse después de estar 30 años huido de la justicia.
Este hombre ha decidido presentarse ante la policía y el motivo ha sido la mencionada crisis. Sí, porque esta le ha hecho afrontar una situación personal insostenible. De ahí que haya pensado que mejor en la cárcel que sin techo.
El preso que se dio a la fuga
Darko Desic. Este es el nombre del fugitivo de origen yugoslavo que ahora se ha convertido en noticia en todo el mundo.
En la década de los años 90, cuando tenía 35 años, fue encerrado en la cárcel australiana de Grafton. Se le condenó a tres años y medio por haber cultivado marihuana.
Sin embargo, el 31 de julio de 1992, cuando llevaba en prisión unos 13 meses, se escapó de la misma. Haciendo uso de sierras y tenazas logró cortar los barrotes de su celda para huir. Y lo logró tras romper también una valla que estaba colocada en el perímetro del centro penitenciario.
Decidió escaparse porque temía que cuando cumpliera la citada condena fuera deportado a su país. Creía que allí se le podría castigar por haber huido de la guerra.
Desde entonces, estaba fugado y se había convertido en uno de los delincuentes más buscados de todo el país. Las investigaciones y pesquisas realizadas para dar con él no dieron resultado. Parecía que se había esfumado de la faz de la Tierra.
El preso fugado decide entregarse
Tras estar desaparecido durante tres décadas, Darko Desic se ha entregado ahora a la policía. En concreto, lo ha hecho en la comisaría de la localidad de Dee Why. Y el motivo que le ha llevado a hacerlo es la lamentable situación económica que está sufriendo.
Durante todo este tiempo que ha sido un fugitivo, ha podido vivir cómodamente. Tras escaparse de la cárcel decidió comenzar una nueva vida en un pequeño pueblo costero. Y allí ha estado hasta entonces.
En dicho lugar consiguió empezar de cero trabajando en la construcción, donde cobraba en efectivo para no ser descubierto. Precisamente por este motivo no tenía coche a su nombre y evitaba ir al médico.
Esta estrategia le ha servido muy bien hasta ahora. Y es que ningún vecino sospechó jamás de él. Es más, era muy estimado en la población y nadie podía imaginar el pasado que tenía.
Sin embargo, la llegada del COVID-19 ha traído consigo que la crisis económica le afecte. De ahí que se haya quedado sin trabajo y, por tanto, sin sustento para comer o pagar el alquiler de la casa. Se ha visto en la necesidad de dormir en la playa a la intemperie.
Pero no ha podido soportar muchos meses de esta manera. Su solución ha sido entregarse porque ha considerado que era mejor estar en la cárcel, bajo techo, que malvivir.
En estos momentos se encuentra en prisión cumpliendo la condena que le quedaba. No obstante, cuando la finalice es posible que tenga que continuar encerrado debido a haberse fugado. Por este motivo podrían caerle otros siete años más de cárcel.
La singularidad de su caso ha hecho que llegue a los medios. Esto ha permitido que sus vecinos hasta hace unos días conozcan su historia y estén dispuestos a ayudarle. Opinan que, como recoge 20 minutos, “es decente, muy trabajador y nunca ha molestado a nadie”.
Tanto es así que una familia ha puesto en marcha una campaña para ayudarle. Ya le han puesto un abogado y están recaudando dinero para que pueda rehacer su vida cuando salga. Por el momento, han logrado reunir 25 000 €.