La violencia de género se ha vuelto a disparar estos días y de qué forma. En apenas tres días hay que lamentar cuatro muertes, a las que se suman otras dos en el mes de diciembre. Seis víctimas, entre las cuales están Eva Jaular, de 40 años, y su bebé de 11 meses a manos de su expareja, en Liaño (Cantabria).
La historia del crimen de Liaño es especialmente sobrecogedora. Los familiares de Eva hacía días que no tenían noticia de ella, y al acceder a su casa vieron destrozos pero ni rastro de la madre y el bebé. Avisaron a la Guardia Civil, que descubrieron los cadáveres en el corral de la casa, bajo una lona de plástico.
Los agentes detuvieron como presunto autor del crimen a la expareja de Eva, José, de 46 años. La mujer estaba de baja por depresión y la justicia había dictado una orden de alejamiento que José quebró para cometer la peor de las venganzas. Este crimen es el trágico desenlace de la pesadilla de Eva a manos de su expareja.
Vida discreta y malos tratos
Eva y José se instalaron en Liaño hace trece años y mantuvieron una vida discreta, sin relacionarse mucho con los vecinos. Ella tenía dos hijos mayores de una relación anterior, y hace once meses dio a luz a un bebé de su actual pareja. Pero la convivencia era un martirio y ella lo denunció por maltrato, lesiones y amenazas.
El pasado 6 de noviembre, el Juzgado de lo Penal número 5 de Santander dictó una orden de alejamiento contra él. De hecho, ya tenía antecedentes por violencia de género y otro tipo de delitos. Según recoge la denuncia, la última vez él la golpeó y, cuchillo en mano, la amenazó: “Ahora vas a saber lo que te espera, mira cómo corta”.
El pasado jueves por la tarde, Eva llegó a su domicilio en el barrio de Santa Ana, en Liaño. La mujer llamó a la Guardia Civil porque su ex había roto la orden de alejamiento, pero el conflicto quedó aparentemente solucionado. Fue al día siguiente cuando saltaron todas las alarmas, y se descubrió la gran desgracia.
Así descubrieron el crimen
Horas después de que la Guardia Civil se llevara a José de casa de Eva, su hermana alertó de que no había forma de comunicarse con ella. Ella y su madre se presentaron en la vivienda, pero no había rastro de ella ni del bebé. En torno a las 12 del mediodía, José se presentó voluntariamente en el cuartel de El Astillero.
Inicialmente dijo no saber dónde estaban su exmujer y su hija, e incluso se mostró desolado por su desaparición. Dos horas después, los agentes descubrieron los cuerpos sin vida de madre e hija escondidos en el corral. Entonces, estando aún en comisaría, José se derrumbó y confesó ser el autor del doble crimen.
Una mujer 10, una gran madre
Eva Jaular tenía 40 años, era vecina de Liaño y se separó hace “cuatro o cinco años”, según declaró una vecina a El Español. Luego se juntó con su presunto asesino y tuvieron una hija. En su entorno aseguran que “le gustaban mucho los niños” y la definen como “una persona alegre, simpática y trabajadora”.
Sus compañeros de trabajo aseguran que “es una chica diez” y que “siempre llegaba a su hora y no tenía ningún problema con nadie”. Ahora están todos en shock, porque dicen que ni ella misma podía prever la desgracias que ha sucedido. “Era super simpática, súper alegre, le encantaban los animales”, cuentan.
Eva trabajó desde joven en la hostelería y había empezado una nueva vida volcada en sus hijos. “Era una madre maravillosa, con sus hijos y con los que no eran sus hijos”, cuenta una amiga suya. Su gran ilusión era su bebé, a la que llamaba “su princesita”.
Dos investigaciones en marcha
En cuanto a José, tenía 40 años y antecedentes por violencia machista hacia otra mujer. Eva también lo denunció después de que la hubiera amenazado con un cuchillo. Estaba pendiente de sentencia cuando el pasado viernes se descubrió el desgarrador crimen.
El caso está bajo secreto de sumario y no se conoce la hora ni la forma de las muertes. Además de la investigación del crimen, hay una segunda en marcha para esclarecer cómo fue la intervención de los agentes el día anterior, cuando él quebró la orden de alejamiento. Mientras, los agentes siguen buscando el arma del crimen.
Se da la circunstancia de que la mujer asesinada era una conocida del presidente cántabro, Miguel Ángel Revilla. Le había atendido muchas veces en el restaurante donde trabajaba, y ha dicho de ella que “era una persona amable, trabajadora, que sacaba adelante a sus hijos”. Revilla lo ha definido como “un hecho terrible”.
El presidente acudió a la concentración de repulsa, en la que se palpaba la indignación por la oleada de crímenes machistas. El ayuntamiento ha decretado tres días de luto oficial y se harán más concentraciones para condenar el asesinato. Horas después de este terrible crimen, un hombre mataba a su pareja en Torrevieja, Alicante.