Pedro Sanchez colocándose la mascarilla en su escaño del Congreso de los Diputados

Pedro Sánchez tiembla: El vuelco en el Congreso si hoy hubiera elecciones en España

El PP recorta siete puntos al PSOE y quedaría muy cerca de poder formar gobierno con Vox y Ciudadanos

Pedro Sánchez se despidió de 2020, el primer año del Gobierno de coalición, con un balance triunfalista que ponía en valor los acuerdos cumplidos. Los españoles, sin embargo, no piensan igual, a tenor de las encuestas. Varios sondeos anuncian un vuelco electoral en el que la izquierda pierde votos y la derecha roza la mayoría absoluta.

El sondeo de NC Report para La Razón arroja resultados preocupantes para Sánchez: al filo de la tercera ola la izquierda perdería hasta 16 escaños y la derecha quedaría muy cerca de poder gobernar. Aun así, el Gobierno de coalición se mantendría gracias a los independentistas.

Según esa encuesta el PSOE perdería un 1,8% y su socio de gobierno, Unidas Podemos, un 1,2%. Más País perdería un 0,3% y Compromís se quedaría con el mismo porcentaje. A pesar del retroceso, no habría un cambio en el equilibrio dentro del bloque de izquierdas ya que solo un 3,7% de los votantes de Unidas Podemos votarían al PSOE, y un 1,3% de los socialista optaría por la formación de Pablo Iglesias.

Lo que sí representa una amenaza para Pedro Sánchez y Pablo Iglesias es la abstención. El desgaste del Gobierno de coalición durante este año llevaría a muchos votantes de izquierdas a quedarse en casa. Para revalidar su posición en La Moncloa, Sánchez tendría que recurrir de nuevo a nacionalistas e independentistas, además de otras pequeñas formaciones.

Sin embargo, las estadísticas también dicen que dos de cada tres votantes del PSOE se opone al indulto a los presos catalanes y a la alianza de Sánchez con Bildu. La mayoría de ellos no vería con buenos ojos que el presidente del Gobierno revalidara su alianza con la formación vasca, aunque eso sería su único salvavidas para mantenerse en La Moncloa.

Casado, a tres puntos de Sánchez

El dato viene de la encuesta de Sigma Dos para El Mundo, según la cual Pablo Casada se sitúa solo a tres puntos de Pedro Sánchez con Podemos en retroceso. El PSOE volvería a ganar las elecciones con un 27,9% si hubiera hoy elecciones en España. Un resultado parecido al de las últimas elecciones, pero con menos distancia respecto del PP.

Porque si el 10 de noviembre el PSOE le sacó al PP casi diez puntos, ahora le sacaría apenas tres. La formación de Pablo Casado daría un salto importante al superar el 25% en intención de voto, y recortaría la diferencia con los socialistas. La encuesta muestra una tendencia al fortalecimiento del centro respecto de los extremos: el bipartidismo se refuerza mientras que Unidas Podemos y Vox son los grandes damnificados.

Sobre todo la formación de Pablo Iglesias, que perdería dos puntos. Abascal 1,6. El PSOE y el PP juntos sumarían el 53% de los votos. Los tres partidos de la derecha y el centro (PP, Vox y Ciudadanos) sumarían el 46,3% de los sufragios, muy por encima del 38,7% que obtendría la suma de PSOE y Unidas Podemos. 

Más allá del sondeo de los votos, lo que más debería preocupar a Pedro Sánchez es la mala valoración de la gestión del Gobierno por parte de los españoles. Un 56,4% de los encuestados valora negativamente o de forma muy negativa su gestión, frente al 32,6% que lo aprueba. 

División en el Gobierno

La encuesta se realizó los días 22 y 23 de diciembre y los días 28 y 29. Por lo tanto, recoge también la aprobación de los presupuestos generales y la luz verde del congreso a la ley de la eutanasia, así como el inicio de la campaña de vacunación. También el discurso del rey Felipe VI en Nochebuena, el dante sobre la subida del salario mínimo y la subida de los autónomos.

En Moncloa creen que lo peor para el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha pasado, y que una vez aprobados los presupuestos generales, la legislatura está apuntalada. Sin embargo, en las últimas semanas han vuelto los fantasmas de la división interna, la que en su momento llevó a Sánchez a decir aquello de «así no aguantamos ni quince meses».

La ley antidesahucios, la reforma de las pensiones, la gestión del ingreso mínimo vital y la subida del salario mínimo ha hecho más profunda la división entre los dos sectores del Gobierno. Una división que se manifestó con una sonada bronca entre la portavoz del Gobierno, María Jesús Montero, y el vicepresidente Iglesias, en los pasillos del Congreso.

Pedro Sánchez trata de mantener el equilibrio, pero al mismo tiempo va mostrando cada vez más su inclinación hacia el sector de Nadia Calviño y José Luis Escrivá para mantener a Pablo Iglesias bajo control. El resultado que deja todo ello es una profunda división que da imagen de debilidad en uno de los momentos más críticos para el país. 

Meses difíciles por delante

El PSOE bajaría de 120 a entre 110 y 112 diputados. Podemos, que ahora tiene 35 escaños, se quedaría con 30 o 31. Lo cual demuestra que la estrategia de Pablo Iglesias de presionar al Gobierno para sacar adelante las medidas sociales le daría resultados y frenaría la sangría de votos que estaba sufriendo ultimamente. 

La diferencia, además, es lógica, ya que los últimos pactos con ERC y EH Bildu desgastan más al PSOE entre su electorado que a Podemos. Todo ello hace más profunda la división en el seno del Gobierno, ya que los socialistas creen que Podemos está utilizando la situación para hacer electoralismo y desgastar a una parte de la coalición. 

Una parte de los socialistas expresa este malestar: «No podemos ser la parte mayoritaria del Gobierno y permitir que nos coman siempre la merienda». Por eso creen que, una vez aprobados los presupuestos, Sánchez tiene que dar un golpe encima de la mesa y recuperar la iniciativa en la acción de gobierno. 

El momento es relativamente cómo para el Gobierno, que puede esconderse tras las vacunas y los fondos de recuperación de Bruselas. Pero en unos meses se levantará el estado de alarma y emergerá la dimensión real de una crisis económica que, sin las medidas de protección que ahora funcionan, obligará a tomar decisiones dolorosas. Los socialistas temen que Pedro Sánchez se encontrará entonces solo, sin Podemos, para tomar esas decisiones.