La localidad valenciana de Bétera sigue horrorizada por el brutal crimen perpetrado ayer en la calle San Francisco. Allí vive Begoña, la mujer de 52 años que destrozó la cabeza de su amigo Paco, de 62 años, a martillazos. Con la investigación en marcha, el detonante parece ser una posible deuda económica.
Inicialmente se difundió que víctima y agresora eran marido y mujer, pero fuentes oficiales lo han desmentido. Ni siquiera tenían una relación sentimental, y simplemente eran amigos. El crimen vino precedido por una fuerte discusión, ya que fue un vecino quien llamó a la policía al escuchar gritos procedentes de la entrada.
Los agentes de la Guardia Civil al mando de la investigación creen que el crimen se desató por un préstamo que reclamaba la víctima. La agresora alegó que Paco la había intentado agredir sexualmente, y que lo mató para defenderse. Pero fuentes cercanas a la víctima afirman que ella le había estafado con unas pólizas de seguros.
La agresora intentaba huir
Todo se desencadenó ayer poco antes de las 10 de la mañana, cuando un vecino escuchó una fuerte discusión en la entrada del edificio. Efectivos de la Policía Local de Bétera fueron hasta el lugar, y se toparon con la mujer en la puerta de la calle. Parecía querer huir de la escena del crimen que quedaba detrás.
Los agentes de paisano descubrieron el cuerpo de un varón tendido en el suelo a un metro de la puerta de la calle. Tenía la cabeza destrozada a golpes y, a su lado, yacía un martillo ensangrentado. La mujer quedó detenida mientras las asistencias médicas confirmaban que la víctima había fallecido.
La víctima fue identificada como Francisco Sorlí, un vecino de 62 años muy conocido en el municipio. La agresora fue llevada al cuartel de Bétera y ofreció una primera versión según la cual el fallecido había intentado abusar de ella. Con el paso de las horas cobra fuerza la hipótesis del timo y la deuda económica.
Lo que se sabe de la investigación
Según desvelaba ayer Levante-EMV, Begoña es una mujer problemática debido al consumo abusivo de alcohol. La discusión por la supuesta estafa de la mujer a su amigo Paco podría haber desencadenado la violenta reacción. Es lo que ahora trata de demostrar con pruebas la unidad al mando de la investigación.
Primero realizaron una inspección ocular que se prolongó hasta bien entrada la tarde. La principal evidencia del crimen, el martillo, quedó bajo custodia de los agentes. Los expertos del Laboratorio de Criminalística estuvieron recabando pruebas para esclarecer el caso.
Un vecino se cruzó con Paco poco antes de la nueve de la mañana, cuando él se dirigía a casa de su amiga. El hombre no llegó a pasar más allá de la entrada, y no hay evidencias que le sitúen en el piso de Begoña. Todo apunta a que hubo una discusión, probablemente por dinero, y que ella le atacó por la espalda.
Hoy se le practicará la autopsia a la víctima, pero en una primera observación se vieron entre cuatro y seis martillazos. Los golpes fueron propinados con violencia en puntos vitales que quedaron gravemente dañados. Las graves fracturas craneales causaron la muerte instantánea de Paco, un hombre muy querido en el vecindario.
Tenía una pronunciada cojera
Paco era muy conocido y los vecinos hablan de él como un hombre campechano que nunca tenía una mala palabra para nadie. Era soltero, sin hijos, y su familia más cercana eran sus tres hermanos que hoy lloran desconsolados su muerte. Trabajó como administrativo en una empresa de sanitarios, y se prejubiló el año pasado.
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Sus amigos le llamaban Paquito, y solían reunirse con él en el bar donde solía tomarse un cortado o un par de cervezas. Allí le recuerdan como una persona muy generosa, que siempre ayudaba a los demás cuando lo necesitaban. Sin ir más lejos, colaboraba con la Asociación de Familias Numerosas (Asfana) de la localidad.
Hay otro detalle de la vida de Paco que resulta útil para el caso. El hombre tenía una pronunciada cojera por la polio que pasó cuando era pequeño, y se desplazaba con muletas. Sus conocidos aseguran que de ser atacado no pudo defenderse, y ponen en entredicho la versión de Begoña sobre la agresión sexual: "Con un empujón lo tirabas al suelo".