Es el debate que se sigue teniendo alrededor de la estrategia tomada por el Gobierno para combatir la tercera ola de la pandemia que azota actualmente España. Mientras gobiernos autonómicos piden que se les permita implementar un confinamiento domiciliario y diferentes expertos lo recomiendas, la postura de Sanidad no cambia, pese al relevo en el ministerio, y sigue afirmando que la medida no está sobre la mesa.
Pero pese a ello, sigue habiendo quien le sigue insistiendo en que este confinamiento es totalmente necesario o a la situación en las próximas semanas puede ser catastrófica. Concretamente, el experto de la OMS y presidente de la Federación Mundial de Medicina Tropical, Santiago Mas-Coma, consideraba la necesidad de un cierre total de unas tres o cuatro semanas.
Para el también catedrático de Parasitología de la Universidad de Valencia, las medidas que se han tomado en esta tercera ola en España son «descafeinadas, son parches que no van a parar al virus». Su apuesta sigue siendo un confinamiento duro, ya que solo así «pararíamos y reduciríamos» los contagios afirmaba en una entrevista a la agencia EFE.
No considera que serviría para derrotar definitivamente al covid, pero si para mejorar ostensiblemente. «El virus volvería, pero no lo haría con 10.000 casos diarios incontrolables, sino con un número manejable de 100 o 200», afirma.
A su vez ha querido lanzar un mensaje a la clase política que está permitiendo que los hospitales y centros de salud estén «totalmente desbordados». «No veo las cosas nada halagüeñas, soy realista, y los que tienen responsabilidades cada vez hacen menos caso a los sanitarios que saben. Se toman medidas con intereses diferentes a los sanitarios», aseguraba
Balance de la evolución de la pandemia
Por otro lado, ha querido valorar como ha evolucionado la pandemia una vez se ha cumplido un año desde que la humanidad convive con ella. Afirmaba que los meses de la primera ola fueron de total sorpresa, por qué «no teníamos ni el mínimo conocimiento». Pero recuerda como los expertos han estado investigando constantemente, «la ciencia se ha puesto a trabajar», y en las siguientes olas se ha conseguidor «saber mejor a que nos enfrentamos».
Sobre la respuesta tan diferente al virus entre diferentes sectores de la población, apuntaba que posiblemente «aspectos genéticos que están por averiguar y que conducen a que las respuestas inmunes sean diferentes». Pese a ello, cree que el SARS-CoV-2 «muta relativamente poco, una o dos veces al mes», aunque esto no evita que pueda provocar que el coronavirus evolucione de manera muy diferente en las diferentes partes del planeta. Aun así, cree que este «se está adaptando poco a poco a la especie humana y cada vez que muta tiene una mayor transmisibilidad entre las personas».
Recuerda que la vacunación no es una solución inmediata
Por último, también ha querido valorar la que actualmente es la principal esperanza para acabar con la pandemia como es el proceso de vacunación. Por un lado, cree que todavía falta tiempo para saber con detalle como será la respuesta definitiva, ya que «como vamos tan rápido, aún no se han podido evaluar lo suficiente».
Considera que es todavía «un gran interrogante» saber durante cuanto tiempo nos dará protección contra el virus las diferentes vacunas. Además también se cuestiona si estas evitarán que continúen siendo transmisoras del virus.
Por eso, hace una clara advertencia: «Que la gente vacunada no piense que ya es totalmente inmune por recibirla, vamos a seguir más tiempo con esto». Y no descarta que al final haya que tomar otras medidas para luchar contra el virus: «Es probable que el SARS-CoV-2 podamos pararlo igual que el sida, con diagnósticos rápidos, confinamiento inmediato de los positivos y el uso de antivirales». De estos últimos, asegura que ya hay alguno «muy prometedor», solo hay que ver un ejemplo como el Aplidin, un fármaco español.