Pedro Sánchez y Pablo Casado en un encuentro en La Moncloa

Los nuevos acuerdos políticos que habrá en España tras lo de ayer en Murcia y Madrid

El PP se ve obligado a volverse a acercar a Vox mientras Ciudadanos pelea por sobrevivir y ser decisivo en el Gobierno de Sánchez

Miércoles, 10 de marzo de 2021, primera hora de la mañana. Félix Bolaños, el hombre que mueve los hilos en el PSOE, descuelga el teléfono. Al otro lado está Carlos Cuadrado, mano derecha de Inés Arrimadas en Ciudadanos. La llamada dura poco. Cuadrado, camino de Murcia, quiere saber a quién de los socialistas murcianos debe dirigirse para ejecutar su plan.

Horas después se desató la mayor crisis política que se recuerda en mucho tiempo en España: una moción de censura en Murcia que ha hecho volar por los aires al gobierno madrileño y que amenaza con hacer caer también Andalucía y Castilla y León.

La llamada de teléfono de ayer fue el detonante de un plan urdido en la sombra por el propio Cuadrado y el secretario de organización del PSOE, José Luis Ábalos. La situación en Murcia, con varios escándalos en el seno del gobierno PP-Ciudadanos, era insostenible. El pretexto ideal para poner en marcha lo que Cuadrado y Ábalos llevaban un mes planeando: el giro estratégico de Ciudadanos que rompe en pedazos el espacio del centro-derecha.

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La «Operación Murcia», que contaba con la bendición de Pedro Sánchez e Inés Arrimadas, tenía como objetivo rescatar aquella estrategia de 2019 con la que PSOE y Ciudadanos querían aislar al PP en los territorios. Pero no contaban con las consecuencias a largo alcance. En Moncloa se dan por satisfechos: en el momento más crítico para el Gobierno de coalición, el centro-derecho se fractura. Para Ciudadanos, los beneficios son mucho más dudosos.

Una parte de la formación naranja aplaude la ruptura con el PP y creen que puede ayudarles a acercarse al Gobierno a medio y largo plazo. Pero una gran parte critican lo que ven como otro paso en falso más de la formación. Creen que abrir un escenario de inestabilidad en plena crisis sanitaria y económica será la estocada definitiva para un partido en descomposición.

Las consecuencias de la decisión

Ciudadanos esperaba una reacción del PP, pero no de una forma tan brutal: la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, declaró la disolución fulminante de su gobierno. «Ha perdido el juicio, lo ha dinamitado todo», decía Ignacio Aguado, su vicepresidente. La decisión hizo temblar las piernas a más de uno en Ciudadanos. Inmediatamente saltaron las alarmas en Castilla y León y Andalucía, con una pregunta clara: ¿Qué pasará ahora?

El actual tablero político en España se fraguó a partir de la alianza entre el centro-derecha en los territorios, y el centro-izquierda a nivel nacional. Con PSOE y Podemos en la Moncloa, gracias al apoyo de nacionalistas e independentistas, la derecha quiso hacerse fuerte con la alianza entre Ciudadanos, PP y Vox en Murcia, Castilla y León, Andalucía y Madrid.

A nivel autonómico, parece que el terremoto en Madrid no tendrá más consecuencias. En las últimas horas, Castilla y León y Andalucía han escenificado su intención de seguir adelante pase lo que pase. Dicen que romper sus gobiernos ahora, en plena pandemia, sería una irresponsabilidad. Y atribuyen la decisión de Murcia a un error estratégico y la disolución del gobierno madrileño a un arrebato de la presidenta Ayuso.

Pero a nivel nacional, la crisis sí va a tener consecuencias más profundas. Las elecciones anticipadas en Madrid, que se celebrarán el 4 de mayo si los tribunales lo autorizan, obligan al PP a cambiar radicalmente su estrategia de distanciamiento de Vox. 

Ciudadanos no contaba con la ruptura del gobierno madrileño, y podría tener problemas para superar el 5% necesario para entrar en el parlamento. Rota toda confianza entre Ciudadanos y PP, Isabel Díaz Ayuso se lanza a los comicios con la intención de sacar un resultado contundente que le permita gobernar en solitario con el apoyo de Vox. Si esto sucede, podría ser el fin para Ciudadanos, que ya se ha visto reducido a la marginalidad en Cataluña hace unas semanas.

Otro batacazo de los naranja, y en su feudo principal, confirmaría que la decisión de Arrimadas en Murcia ha sido un suicidio. En el mejor de los escenarios, Ciudadanos podría entrar en el parlamento de Madrid y ser decisivo para la formación de un nuevo Gobierno de centroderecha que vuelva a estabilizar el espacio fracturado ayer.

Incendio y muchos nervios en el PP

Por ahora, el principal incendio se encuentra en el PP, donde los críticos con la dirección piden un cambio de rumbo urgente y la cabeza del secretario de organización, Teodoro García Egea. Los populares no olvidan que una moción de censura acabó con el último Gobierno de Mariano Rajoy y que una oleada de nuevas mociones pueden acabar ahora con el poder territorial de los populares. Además, la Moncloa se aleja cada vez más.

A pesar de la debilidad del Gobierno de coalición Sánchez-Iglesias, el PP de Pablo Casado no encuentra la manera de aumentar su peso en las encuestas. Un año y una pandemia después de la formación del gobierno de izquierdas, con las encuestas en la mano el centro-derecha seguiría lejos de poder gobernar.

Tras la moción de censura presentada por Vox en octubre, Casado decidió alejarse de la extrema derecha y virar hacia la moderación. En Cataluña no le ha funcionado: el discurso radical ha permitido a Vox ser cuarta fuerza, mientras que la moderación dio dos escaños a los populares. Ahora, el PP se lo juega todo en las elecciones madrileñas, y ya ha empezado una campaña para absorber a cargos y militantes de Ciudadanos. 

Pánico en Más País y Podemos

Mientras, en Moncloa cogen aire. Hacía semanas que el Gobierno de coalición hacía aguas por las continuas disputas entre ministros socialistas y ministros morados. La crisis abierta en el centro-derecha permite desviar la atención por un momento y reorganizarse. En el PSOE, la prioridad pasa ahora por encontrar un candidato fuerte que repita el «efecto Illa» en Madrid. En Podemos y Más Madrid, las elecciones anticipadas han desatado el pánico.

Las encuestas arrojan resultados dramáticos para estas formaciones. Más Madrid podría perder la mitad de sus representantes y acabar como Ciudadanos, reducidos a la nada. Podemos entró por un puñado de votos en las últimas elecciones, y esta vez temen quedarse fuera. Si esto sucede, admiten, puede ser la muerte para la formación de Pablo Iglesias.

¿Y el futuro en la Moncloa? Sánchez y Casado se habían acercado en las últimas semanas haciendo temer a Iglesias un cambio de alianzas. Pero la relación se ha vuelto a enfriar, y tras el golpe de ayer en Murcia y Madrid, la opción de un gobierno PSOE-PP se aleja definitivamente. La clave estará ahora en qué pasará con Ciudadanos, y si puede jugar algún papel relevante para evitar que Sánchez e Iglesias sigan gobernando muchos más años.