La niña de 15 años fallecida el pasado domingo en una fiesta de Halloween no murió de manera fortuita. La Guardia Civil ha procedido a detener a un chico de 23 años acusado de intoxicar a siete personas y de acabar con la vida de la joven. El arrestado se enfrenta a un delito de homicidio por imprudencia y siete delitos de lesiones.
Los hechos ocurrieron en Azuqueca de Henares, en Guadalajara. Según las primeras investigaciones de los agentes, habría ocupado de manera ilegal el local donde ocurrió el suceso. Manipuló el grupo electrógeno que provocó emisiones nocivas que generó la intoxicación entre los asistentes a la fiesta.
El resultado de todo eso fue una niña fallecida y ocho personas heridas, entre las cuales se encontraban dos guardias civiles. Todos ellos fueron víctimas de una intoxicación por monóxido de carbono a consecuencia de la mala combustión de un grupo electrógeno.
La familia de uno de los siete jóvenes presentes en la celebración se encargó de dar la voz de alarma. Estaban preocupados porque su hijo no regresaba a casa ni tampoco había manera de contactar con él por teléfono. En vista de eso, decidieron acudir a la Guardia Civil.
Proporcionaron a los agentes la última localización del móvil, lo que facilitó la búsqueda. Se puede decir que la rápida actuación tanto de estos padres como de la Benemérita pudo evitar una tragedia mucho más grave.
Una vez que llegaron hasta el lugar donde se celebraba la fiesta de Halloween pudieron comprobar a través de una ventana que había gente. Sin embargo, ninguno de ellos se movía. Decidieron romper los cristales para entrar en la instalación.
Una vez en el interior se encontraron con un panorama desolador. Siete jóvenes permanecían inconscientes. Dos de los guardias civiles que participaron en la operación resultaron también intoxicados y tuvieron que ser atendidos por los sanitarios.
El estado de salud de alguno de los afectados continúa siendo preocupante. Uno de ellos está aún en la UCI del hospital de Guadalajara y otros dos en planta. También se encuentran ingresados en centros de la Comunidad de Madrid otros dos chicos.
Los padres de la niña aseguran que no probaba el alcohol
Los padres de la niña muerta se encuentran desolados y exigen responsabilidades. También quisieron agradecer la rápida intervención de los agentes.
La noche del pasado domingo su hija les dio que acudiría a Azuqueca con unas amigas a comer pizza. A las 21:30 escribió a la madre para indicarle dónde debían recogerla para volver a casa. Pero pasados unos minutos ya dejó de contestarle a los mensajes.
Eso les hizo sospechar algo malo y decidieron acudir al cuartel de la localidad en donde tenía lugar la celebración. "Marina no era de la condición ni de no contestar ni de llegar tarde", recuerda su madre. Trató de ponerse en contacto con las amigas de la joven, pero tampoco conseguía respuestas.
Al final, por medio del novio de una de ellas, consiguieron la ubicación de la fiesta. En apenas diez minutos la Guardia Civil se plantó en el local. La madre explica que "les enseñé el móvil y la conversación que tuve con ella y actuaron en el momento".
Relatan que en la fiesta no se consumió ni drogas ni alcohol. Tenían claro desde el primer instante que el fallecimiento fue a consecuencia de la inhalación de monóxido de carbono.
"No dio tiempo a que tomaran nada. Mi hija no consumía nada. Allí no se ha encontrado nada de alcohol", sostiene la madre de la niña muerta en la fiesta de Halloween.
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