La sanidad asturiana llora la pérdida de la médica Ángeles Pomar. Fue hallada muerta en su domicilio de Gijón por miembros de la Guardia Civil.
Contaba con apenas 60 años y no había constancia de que tuviera ningún problema de salud.
Desempeñaba su labor en la UVI móvil del área sanitaria VI, en el oriente de la región. Era recordada por sus compañeros como una "gran profesional". De momento, se desconocen las causas de la defunción.
Ángeles trataba de llevar una vida sana. Era habitual que se dejase ver con cierta frecuencia por las instalaciones del Grupo Covadonga, en Gijón, donde practicaba ejercicio.
Fueron sus propios compañeros los encargados de dar la voz de alarma este domingo. La doctora no acudió a su puesto de trabajo en el horario que le correspondía. Al no darle el relevo al profesional del anterior turno fue cuando empezaron a preocuparse.
Trataron de ponerse en contacto con ella por teléfono, pero no respondía. En vista de eso decidieron llamar a las fuerzas de seguridad. Ellos se ocuparon de entrar en la vivienda y los que la encontraron sin vida a la facultativa.
Se da la circunstancia de que se trata del tercer médico en activo que fallece en Asturias en el mes de febrero. El pasado día 13 hubo que lamentar la muerte de Salvador Tranche, médico de familia del centro de salud del Cristo, en Oviedo, que contaba con 65 años. También ejercía como presidente de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria.
Por su parte, el viernes también se conocía la pérdida de Ángel del Couz, con 53 años. Era el jefe del servicio de Traumatología del Hospital de Jarrio, en el occidente del Principado. En lo que va de año el número de profesionales en activo que murieron asciende a cuatro.
La muerte de Ángeles Pomar y del resto de médicos ha hecho saltar todas las alarmas. A simple vista puede considerarse una casualidad el fallecimiento de tres profesionales en apenas 15 días. Pero los médicos creen que detrás de esto se esconde algo más.
Desde el sindicato médico Simpa aseguran que se tratan de "hombres y mujeres que lo dieron todo en la pandemia. Sometidos a un nivel de exigencia y de estrés laboral sin parangón durante dos años". Eso les ha llevado a ser más "vulnerables".
Explican que "tal concentración de muertes cardíacas, ya sea infarto o arritmia, no se da en ninguna otra comunidad en postpandemia". En su opinión, creen que la "dedicación extraordinaria a los demás también pudo facilitar que descuidaran su propio autocuidado".
Después del enorme trabajo realizado por los profesionales en este tiempo, "nunca se podrá reconocer suficientemente este esfuerzo".
Ángeles Pomar debe marcar un antes y un después
El fallecimiento de Ángeles Pomar invita a hacer una reflexión. Algo está ocurriendo y se necesitan tomar medidas urgentes, destaca el sindicato. Desconocen qué parte de culpa pudo tener en todo esto el "virus o las vacunas".
Debido a que la "exposición ha sido generalizada, nos atrevemos a decir que poca. El virus era nuestro enemigo menor", sostienen. Hacen un llamamiento a las autoridades sanitarias y a la población para que cuiden de los médicos.
Señalan que han atravesado por situaciones de mucha carga laboral y estrés psicosocial. "De horarios de trabajo, jornadas, calidad de sueño, niveles de ansiedad y depresión", apuntan.
El caso de Ángeles Pomar ha sido el último. Confían en que durante las próximas horas se conozcan las causas de su muerte, que están pendientes de aclararse.