El naufragio del PSOE no saldrá gratis. Tras el adiós de Pablo Iglesias, en las próximas horas podría haber más dimisiones en el panorama político español. El próximo en dejarlo podría ser Ángel Gabilondo. El candidato socialista a las elecciones madrileñas está completamente hundido, y a un paso de dejar la política.
Ángel Gabilondo fue ministro de Educación entre 2009 y 2011, y desde 2015 preside el grupo parlamentario socialista en Madrid. Tras la derrota de ayer, que relega al PSOE a la irrelevancia política, está meditando la posibilidad de no recoger el acta de diputado en la Asamblea de Madrid y, como Pablo Iglesias, dejar la política.
Según publica El Confidencial Digital, el candidato socialista está tan afectado que se ha negado a valorar los resultados para los medios de comunicación. Ha recibido una lluvia de peticiones de radios y televisiones, pero no quiere dar la cara. Sabe que los resultados de ayer son un golpe duro para su formación, que ha cosechado los peores resultados de su historia en la comunidad, pero también cree que puede ser su adiós a la política.
Así, Gabilondo va camino de convertirse en la segunda víctima que se cobran los comicios madrileños en la izquierda. La primera fue Pablo Iglesias, que tras conocer los resultados compareció para anunciar que deja sus cargos en Podemos, renuncia a su acta de diputado y deja la política. «Ya no ayudo a sumar», dijo al borde de las lágrimas.
Pero la gran debacle se produjo en el PSOE, que pasó de 38 a 24 escaños quedando como segunda fuerza de la izquierda (tiene los mismos escaños pero menos votos que Más Madrid). Un golpe duro para el partido de Pedro Sánchez, que había planteado estas elecciones en clave nacional y ahora ve peligrar su futuro en La Moncloa.
Anoche, Gabilondo apareció ante los medios decepcionado pero comprometido con papel al frente de los socialistas madrileños. Sin embargo, de puertas para adentro ha puesto su cargo a disposición de la dirección y ha abierto la puerta a una renovación profunda del partido. Según el citado medio digital, «se encuentra abatido y hundido», sin ánimos para encabezar la renovación que necesita su formación.
Hoy, el candidato socialista ha rechazado las llamadas de los medios para valorar los resultados electorales. En las próximas horas está previsto que se reúna la ejecutiva del PSOE madrileño para analizar la situación. El otro foco de atención estará en Ferraz, donde la directiva nacional valorará también el difícil momento que atraviesa el partido.
Iván Redondo, foco de las críticas
Todas los dedos señalan ahora a Iván Redondo, jefe del Gabinete de presidencia y cabeza pensante de la campaña madrileña. Gabilondo fue su elección para disputar el voto de centro con el PP de Ayuso, pero es evidente que el candidato no ha sabido encontrar su lugar en una campaña polarizada y marcada por la tensión política.
Los resultados de ayer, aunque dolorosos, eran esperados. Por eso en los últimos días, en la sede del PSOE habían empezado a volar los cuchillos para culparse entre unos y otros del fiasco de la campaña electoral. Iván Redondo, anticipándose a lo que ya se veía venir, culpó a Adriana Lastra de no haber movilizado a las bases socialistas de Madrid. Según fuentes internas, criticó su «pobre papel» como responsable de la maquinaria electoral y la logística, y su incapacidad para llevar el mensaje del presidente a los grupos locales.
Pero otras fuentes señalan el malestar creciente dentro del PSOE hacia el entorno de Sánchez. La apuesta firme de Pedro Sánchez e Iván Redondo por Gabilondo dejan muy tocado al presidente del Gobierno, que por primera vez en mucho tiempo empieza a ser discutido por amplios sectores de su partido.
Sánchez y sus afines temen que el resultado de ayer pueda desatar una rebelión interna, y ante esta posibilidad, Iván Redondo tiene todos los números de ser el primer en salir. En el PSOE ven con recelo el poder que este ha adquirido dentro de la formación, y creen que la derrota de ayer es la ocasión perfecta para pasarle la factura.
En el trasfondo de todo esto está la renovación que Pedro Sánchez lleva tiempo planeando, tanto en el PSOE como en el Gobierno, y que tras la debacle electoral de ayer podría adelantarse. Su intención es promocionar a nuevas figuras y sustituir a los que están más desgastados para afrontar lo que queda de legislatura con mejores perspectivas.