Han pasado ya diez días desde que las pequeñas Anna y Olivia desapareciesen sin dejar rastro junto a su padre, Tomás Gimeno. La familia de estas menores de Tenerife en paradero desconocido no pierde la esperanza de encontrarlas sanas y salvas más pronto que tarde, una idea avalada por la última hipótesis que se contempla en este caso.
En las últimas horas ha cobrado gran relevancia la idea del secuestro. La declaración del vigilante de seguridad del puerto ha sido clave para ello. Este trabajador portuario es precisamente la última persona que vio a Tomás Gimeno y por ello se le ha tomado declaración en más de una ocasión.
Según él, las niñas no llegaron con su padre hasta allí y así lo declaraba ante la Guardia Civil y los medios de comunicación recientemente. «Controlamos a quien entra y lo vi llegar. Estoy seguro de que las niñas no iban en el coche», aseguraba en su declaración este empleado del puerto.
Eran casi las 21.30 de aquel fatídico martes cuando el hombre estaba haciendo sus rondas habituales por la dársena y vio a Tomás Gimeno. «Llevaba dos bolsas grandes de basura y una mochila. Una de las bolsas estaba en la lancha cuando la recuperó la Guardia Civil», señaló este trabajador portuario.
Tomás Gimeno se marchó en su embarcación de recreo, pero «regresó nervioso a las 23.30. Buscaba un cargador en el coche y tuvo que comprarlo».
Lo cierto es que este movimiento resulta bastante extraño. Por eso cobra cada vez más importancia la hipótesis de que el padre de Anna y Olivia embarcase a sus hijas antes de regresar al puerto en otra playa donde pudieron ser recogidas en un velero. De ser cierta esta hipótesis, Tomás Gimeno habría necesitado la ayuda de un cómplice.
En busca de una nueva embarcación
Todos los movimientos de los barcos quedan registrados en una página. Por ello, los investigadores rastrean ahora un velero que desconectó el GPS localizador y se dirigió hacia la zona de la Playa de Antequera, al norte de la Isla, desde donde cambiaría su rumbo de madrugada para dirigirse a las costas vecinas de África.
Teniendo en cuenta lo anterior, todo apunta ahora a que Tomás Gimeno se ha marchado junto a las pequeñas al país vecino. El motivo de peso para ello sería evitar que viviesen con la nueva pareja de su exmujer, a quien el progenitor de Anna y Olivia agredió el pasado mes de diciembre.
Por este motivo, la madre de las menores, Beatriz, piensa que sus hijas están vivas junto a su padre, quien quiere hacerle daño realmente a ella dejándola sin las pequeñas.
Su obsesión, la clave en esta historia
Según las declaraciones del entorno más cercano de la pareja, queda claro que Tomás Gimeno tenía una clara obsesión sobre la nueva vida de su expareja. De hecho, en ‘Ya es mediodía’, programa que conduce Sonsoles Onega en ‘Telecinco’, se dio a conocer que el padre de Anna y Olivia incluso llegó a contratar a un detective privado para conocer cada uno de los movimientos de la nueva pareja de su exmujer y madre de sus dos hijas, Anna y Olivia.
Además de esto, varios testigos señalan un episodio violento vivido en plena calle mientras Beatriz y su nueva pareja estacionaban su coche. Y es que desde luego todo apunta a que Tomás Gimeno no veía con buenos ojos la nueva relación de la que un día fue su mujer y no estaba dispuesto a dejarlo pasar por lo que podría haber tomado la drástica decisión de alejar a Anna y Olivia no solo de su madre, sino también la nueva pareja de ésta, quien no terminaba de agradarle.