Durante toda la pandemia, especialmente desde la relajación de su uso, ha habido algunos incidentes por gente que no llevaba la mascarilla. En nuestro país se ha reportado más de una agresión, pero ni de lejos se ha llegado al punto de cometer un asesinato por ello.
Y es que Alemania todavía sigue sobrecogida por la muerte de un cajero de una gasolinera a manos de uno de sus clientes. El único pecado que cometió el joven de 20 años fue pedirle al hombre al que estaba atendiendo que se pusiera la mascarilla. Su responsabilidad con él mismo y con el resto de clientes le acabó costando la vida.
Todo ocurrió hace una semana aunque se ha dado a conocer en las últimas horas. El suceso tuvo lugar en una gasolinera Idar-Oberstein en el oeste del país germano.
La víctima, Alexander de 20 años, trabajaba en esa gasolinera con un contrato parcial para poder pagarse la universidad. A última hora de la tarde, pasadas las 7, un cliente entró en el establecimiento y se dirigió a su caja para comprar unas cervezas.
El joven le pidió amablemente que, como marca la actual normativa en Alemania, sigue siendo obligatorio el uso de mascarilla en recintos cerrados. Es por eso que le comunicó que mientras no se la pusiera no podía despacharle ni cobrarle la caja de cervezas que quería adquirir.
El hombre de 49 años le contestó de malas maneras y abandono la tienda tras dejar las cervezas en el mostrador. Lo que seguramente no esperaba el joven es que volvería más tarde siendo capaz de cometer semejante crimen.
Volvió más tarde armado con una pistola
Eran las 21:25 cuando volvía a entrar por la puerta del establecimiento. A esa hora, Alexander ya estaba a punto de cerrar y finalizar su turno. Desgraciadamente, ese fue su último día de trabajo.
El hombre volvió a entrar con una actitud chulesca, aunque en esta ocasión si que llevaba puesta la mascarilla. Aunque se la quitó para hacerle un gesto de desafío al joven. El joven nuevamente le volvió a pedir que tenía que cumplir las normas y que se la pusiera.
Fue entonces cuando se produjo la respuesta totalmente inesperada por parte del cliente. Como captaron las cámaras de seguridad, este sacó un revolver y disparó a Alexander en la cabeza. El joven dependiente murió en el acto tras recibir un impacto directo de bala.
"Le disparó de frente y a muy poca distancia. Un tiro limpio en la frente", confirmaba el fiscal del caso Kai Fuhrmann. "La autopsia ha demostrado que murió en el acto", añadía.
El autor decía sentirse 'acorralado' por las restricciones
Finalmente, el hombre fue detenido el pasado domingo en los alrededores de una comisaría de Idar-Obertein. Lo acompañaba su mujer que habría sido la que le habría animado a entregarse.
Una vez arrestado, el hombre quiso justificar su crimen diciendo que se sentía "acorralado" por las restricciones. Ante la policía habría criticado al gobierno alemán. "No vi otra salida, ante la creciente violación de mis derechos", habría afirmado.
Delante del juez, quiso matizar sus palabras diciendo que fue víctima de una "enajenación pasajera". Todo por culpa del "estrés y a los largos meses de sufrimiento por la pandemia".
El crimen ha conmocionado a la sociedad alemana. El alcalde la localidad, Frank Frühauf, explicaba que "es una ciudad pequeña, nos conocemos todos y eso hace doblemente doloroso este terrible suceso". El principal candidato a suceder a Angela Merkel, el candidato socialdemócrata a la cancillería, Olaf Scholz, también comentaba lo siguiente: "Como sociedad, tenemos que oponernos de manera resuelta al odio. El autor de la infracción debe ser castigado con severidad".