La enfermedad del coronavirus sigue siendo una grave amenaza a nivel mundial. Continúa arrastrando víctimas diariamente. La última, la muerte por COVID-19 de Julieta, una niña de apenas 8 años de Argentina.
La trágica noticia ha generado una gran consternación y sus padres, rotos, han estado al frente en su batalla contra la pandemia. Durante 9 días la pequeña estuvo ingresada en el Hospital Evita de Lanús.
Ahora los progenitores, Cintya y Daniel, han pedido ampliar la vacunación a los menores y mejorar la comunicación sobre la enfermedad.
Por su parte, el matrimonio ha interpuesto una denuncia por la presunta negligencia de los sanitarios que atendieron a su pequeña. Y es que todo apunta a que no adivinaron que detrás del sarpullido que presentaba su hija estaba la temida enfermedad.
Julieta murió a consecuencia de un "síndrome inflamatorio multisistémico". Esto mismo fue lo que afectó a todos sus órganos vitales: pulmones, corazón e hígado. Así lo ha informado el diario Clarín.
La primera en contagiarse fue la progenitora
Así es, Cintya, la madre de la menor, contrajo la enfermedad y se la pasó al resto de la familia. Lo cierto es que Daniel fue el que peor lo pasó con 12 días de fiebre alta. Tanto Julieta como su hermana mayor de 16 años fueron asintomáticas.
Para sorpresa de muchos, la PCR solo se la realizaron a la madre y el resto de la familia cumplieron la correspondiente cuarentena.
La situación se empezó a torcer y los desencadenantes llegaron cuando al cabo de varios días la niña originó un salpullido. Una especie de alergia con pequeñas motitas rojas sobre la piel. En este sentido, el médico de cabecera se lo trató con una pomada antialérgica.
Tres semanas más tarde los problemas de Julieta fueron a más. Malestar gastrointestinal y fiebre próxima a los 40 grados.
Tiempo después fue llevada a urgencias del hospital, pero pronto regresó a su domicilio. Lo hizo acompañada de una receta de antibióticos para tratar las manchas detectadas en una radiografía de sus pulmones.
La situación de Julieta cada vez era más complicada a pesar de la administración del fármaco. Sin dudarlo ni un solo momento, los padres de la niña la volvieron a trasladar a Urgencias. Su propósito era claro, dejarla ingresada tras el empeoramiento del estado de su salud.
Ya en el centro hospitalario le hicieron distintas pruebas para determinar el origen de su problema de salud. En aquellos instantes, la madre se acordó de la alergia en la espalda de su hija y así se lo hizo saber a los doctores.
Rápidamente pusieron en marcha el protocolo establecido para los contagiados de coronavirus. Sin embargo, el deterioro del estado de salud de Julieta no cesaba. La menor apenas podía respirar a consecuencia de la neumonía, por ello, requirió intubación.
Para Cintya y Daniel el 9 de julio se convirtió en el día más triste de sus vidas. Una llamada a las 11 de la mañana les informaba que Julieta sufría un paro cerebral irreversible.
Los sanitarios estaban a la espera de que su corazón se parara para desconectarla y así certificar su muerte. Un terrible hecho que ocurrió unas horas después.
Pasados los días, el matrimonio afirma que "nos dicen que los chicos no se enferman y era mentira. Si hubiéramos sabido antes lo de las manchitas, esto sería todo muy distinto".
Actualmente han iniciado una campaña para pedir a las autoridades argentinas que se pueda "vacunar a todos los chicos contra el Covid”.
De igual forma también recuerdan a todos los padres que "si tienen hijos chiquitos y ven unos granitos raros en su cuerpo, vayan a ver qué está pasando. El sarpullido es un síntoma y nosotros nos venimos a enterar ahora. El médico de cabecera tendría que habernos dicho, más sabiendo que tuvimos coronavirus".