Amber Miller murió a los 29 años de la forma más horrible, devorada por los perros. La policía investiga ahora las trágicas circunstancias en las que ocurrieron los hechos. Mientras, su familia, rota por el dolor, ha hecho una petición de colaboración ciudadana para ayudar a pagar los costes del funeral de la joven.
"Amber sufrió tremendamente y luchó lo mejor que pudo, pero fue superada en batalla por la vida", dice su madre Cindy en la páguna GoFundMe. Según explica, su hija murió seis días después de ser brutalmente atacada por una jauría de perros. Las heridas eran demasiado profundas y acabó perdiendo la vida.
"Los médicos trabajan en ella ocho horas al día, y decían que tenía tantas heridas que ni siquiera podían contarlas", señala su tía abuela Regina. Los familiares están devastados y no han querido hacer más declaraciones. Pero pedirán explicaciones por el suceso, ya que hay una investigación en curso.
Y es que en la misma calle donde Amber fue atacada tuvo lugar otro suceso de características similares. La oficina de sheriff del condado no ha dado más información sobre lo ocurrido. Pero esta es la segunda víctima mortal por un ataque de los perros en la misma zona de Tennessee (Estados Unidos).
En Facebook hay una publicación del 17 de julio (cinco días después de la muerte de Amber) con el siguiente mensaje: "Un incidente similar ocurrió en el mismo lugar el 1 de abril de 2021. En aquel ataque murió Tony Ahrens". Ambos sucesos son ahora objeto de una investigación policial.
La policía trata de esclarecer si existe una banda de perros callejeros peligrosos para la integridad de los ciudadanos. "Creo que es algo horrible, porque es algo que se podría haber evitado", apunta la familia de la víctima. Mientras, policía y familiares esperan los resultados de la autopsia de Amber.
Primeros datos de la investigación
Según el atestado policial, un testigo vio como la chica era atacada por tres perros que describió como "bulldogs viejos grandes". Luego vieron a los perros lamiendo las heridas de la víctima. Amber fue llevada a un hospital donde los médicos evaluaron las heridas como graves.
Tras el ataque, la oficina del sheriff emitió una advertencia para quienes viajaban por la calle donde sucedió todo, Jimtown Road. "Tengan cuidado hasta que concluya la investigación", decía la nota. Según los vecinos, los perros ya no están en la residencia del propietario.
El pasado 1 de abril, Tony Ahrens, un hombre de 52 años, fue encontrado muerto en la misma calle. En todos estos meses, la policía no retiró a esos perros de la circulación. Por eso la familia de Amber cree denuncia la negligencia y asegura que la muerte de su hija se podría haber evitado.
"Lo siento, pero si se hubieran tomado medidas tras el primer accidente, esto no habría pasado", señala uno de los familiares de la segunda víctima. Los vecinos se sienten desprotegidos, porque "las autoridades advierten del peligro, pero no han hecho nada para nuestra seguridad".
Piden que los perros sean apartados de su propietario o incluso sacrificados. Según varios testigos, el dueño de los perros es un entrenador que les instruyó de esta manera particular. "Sabía lo que estaba haciendo cuando entrenó así a los perros, y por lo tanto es culpable", dice uno.
Las autoridades callan
Las autoridades de momento guardan silencio y se niegan a revelar más información sobre el caso. No dicen, por ejemplo, a quien pertenecen los animales y si presentaran cargos contra él. Todo lo que se sabe hasta ahora procede de la familia, que perdió a su hija el pasado 12 de julio.
Según afirman, se trata de una negligencia en la aplicación de la ley "de grandes proporciones". Hay dos personas fallecidas por el ataque de perros peligrosos que andan sueltos por la calle. Creen que los animales pertenecen al mismo dueño, y no entienden por qué la policía no actúa.
Desde la autoridad competente se defienden diciendo que "cualquier información revelada al público podría entorpecer la investigación". Además aseguran trabajar muchas horas al día en este caso. "No diremos nada hasta que tengamos indicios más claros", concluyen.
Otros casos, en Mississipi y en California, han demostrado que cuando hay un ataque de perros y no son capturados o sacrificados, se vuelven a producir tarde o temprano. Por eso ahora los vecinos de Amber viven con el medio en el cuerpo. Y su familia, hundida por haber perdido a una joven con solo 29 años.