Lara estirada en el suelo del hospital con la mascarilla

Habla el hospital en el que falleció Lara, con 22 años y tirada en el suelo con covid

El director del hospital Iturraspe asegura que esperó como mucho media hora y se tumbó en el suelo por propia voluntad

La trágica historia de Lara Arreguiz ha dado la vuelta al mundo. Esta argentina de 22 años murió en el suelo de un hospital en Argentina, mientras esperaba a ser atendida por Covid. Su fallecimiento ha puesto en evidencia el colapso sanitario en el país, aunque en las últimas horas el hospital ha salido a desmentir algunas informaciones.

Según el relato de la madre de Lara, Claudia Sánchez, la joven se encontraba «ahogada y descompuesta cuando llegó al hospital», y a pesar de ser diabética y de pedir hasta tres veces que la atendieran, murió abandonada. Ha sido la propia Claudia quien, rota de dolor, ha compartido una foto de su hija tumbada en el suelo. «Yo entiendo el colapso sanitario, pero me duele haberla visto tirada en el suelo sin respirar», denuncia.

El hospital Iturraspe ha respondido en boca de su director, Francisco Villano. Asegura que la historia no sucedió así, y que «Lara estuvo 30 minutos esperando, y aparentemente fue ella quien decidió esperar en el suelo a ser atendida». Especifica que llegó el lunes al mediodía, y que fue enviada al área Covid después de ser admitida. 

«Posteriormente, una enfermera evaluó el estado de gravedad del paciente», añade, «tras lo cual el tiempo de espera fue de 30 minutos, antes de ser evaluada de nuevo por un médico e internada en el área de la guardia central». Según este responsable, Lara se dirigió a su madre diciendo que estaba cansada y que por eso quería acostarse en el suelo. «No esperó horas como se dice, no estuvo más de 20 o 30 minutos», concluye.

Pero su versión dista mucho de la de Claudia, la madre de la joven fallecida. Su relato es el de un infierno vivido entre la llegada al hospital y el fatal desenlace: «Nos dejaron en un pasillo donde pasaban pacientes con o sin covid. Lara me dijo que quería acostarse, y le pregunté al de seguridad si podía hacerlo en una camilla del pasillo, pero nos dijo que no». Fue entonces cuando, según su versión, Lara se tumbó en el suelo por el agotamiento. 

Ante la situación, una mujer que se encontraba en aquellos momentos en el lugar ofreció su chaqueta para que se abrigase. Fue en ese momento cuando Claudia, su madre, hizo una foto a su hija, que luego compartió a los medios para demostrar el estado de abandono al que fue sometida. La historia, y su imagen, se han convertido en el símbolo de la denuncia por el colapso sanitario que vive Argentina.

Tres paros cardíacos

Claudia ya había llevado a su hija Lara al hospital en dos ocasiones. Los problemas de salud empezaron el jueves 13 de mayo, cuando la joven empezó a sentir síntomas compatibles con Covid-19. El malestar fue aumentando y decidió ir al hospital. En el centro Protomédico le dijeron que seguramente sería coronavirus, pero admitieron no tener los medios suficientes para atenderla, y la mandaron a casa.

La situación no mejoró y el lunes 17 volvió al hospital, donde le hicieron una prueba de diagnóstico y la mandaron a casa nuevamente. Al sentirse mal otra vez, fue al centro médico por tercera vez, esta vez al hospital Iturraspe de Santa Fe. Poco después, Lara sufrió tres paros cardíacos y murió. 

Fue en su tercera visita cuando se produjo la situación que ahora su familia denuncia, y que tiene a la sociedad argentina indignada. La noticia también ha causado consternación en el resto del mundo. Lara, con tan solo 22 años, sufrió un cuadro respiratorio grave causado por el coronavirus y tenía los pulmones gravemente afectados.

Argentina se encuentra de lleno en la segunda ola del coronavirus, que ha provocado un pico de contagios más alto que el de la primera. La entrada de las variantes brasileña y británica ha provocado una explosión de casos, muchos de ellos con cuadros graves. La mayoría de los hospitales se encuentran con las UCI hasta arriba y con el personal médico agotado, a pesar de que el Gobierno es reacio a aplicar más restricciones por el rechazo que produce en la sociedad.