No solo la isla canaria, sino toda España y gran parte del mapa internacional, siguen en vilo tras el caso de la desaparición de las menores Anna y Olivia. Las dos pequeñas secuestradas a manos de su padre Tomás Gimeno desde el pasado mes de abril.
Ahora, salen a la luz algunos detalles sobre cómo fue el momento en el que se localizó el cuerpo sin vida de Olivia en las profundidades marinas.
Eran veinticinco lobos de mar llorando. Abrazándose.
Nadie lo creía, no había consuelo para tal desenlace. Giraban la cabeza ante tanta maldad y repetían sin parar: «¡Qué hijo de puta!». De esta manera lo vivieron estos héroes dentro del buque Ángeles Alvariño.
El pasado jueves 10 de junio el robot acuático Liropus descubrió lo que nadie quería creer. Un ancla y un petate que en su interior contenía el cuerpo de Olivia, la mayor de las hermanas. «Todo lo que se ha encontrado ha sido gracias a una buena investigación previa. Todo se ha encontrado dentro de las zonas de búsqueda. Gracias a esta investigación y a una búsqueda minuciosa. Nada fruto de la casualidad», explican desde el barco.
Aquel punto se localizaba a casi dos kilómetros del pequeño puerto de Güimar. Cerca también de donde localizaron, a la deriva, el Esquilón, la embarcación de Gimeno en la tarde del 28 de abril.
Los agentes del caso se dieron cuenta de que faltaba el ancla. Algo que les llevó a iniciar rastreos en las profundidades de ese mar.
Los responsables de la operación, acotaron las áreas de búsqueda. Se centraban en la ausencia del ancla. Así mismo, cabe recordar que en las últimas imágenes se veía al progenitor de las niñas transportando dos bolsas de deporte.
La búsqueda de las menores
El domingo 23 de mayo zarpó el Ángeles Alvariño desde Vigo. La misión no era nada fácil, ya que se trataba de un barco científico, y no dedicado a labores de criminalística.
Su tripulación y científicos son de los mejores del mundo. Gracias a su tecnología y a la potencia de sus luces se iluminó el fondo marino.
Todo se podía ver de forma nítida en las pantallas del Ángeles Alvariño. «Nadie antes había bajado a tanta profundidad en esta zona», explican los expertos.
En aquel momento, la madre de Anna y Olivia sintió tanto ilusión como desesperanza. Lo cierto es que su primer mensaje caló mucho a todo el país: «Estoy más positiva que nunca porque creo que todo esto es un escenario, nada tiene sentido... todo esto ha sido un teatro montado igual que el maxicosi en el agua, y todo me parecería muy loco, subir, bajar al barco, bolsas para arriba, bolsas para abajo, cargar móvil... queda poco...», decía Beatriz con serenidad. Desde el principio siempre pensó que el que habría sido su pareja años atrás, habría huido. Por ello, en el interior del Ángeles Alvariño, también se mantenía la calma y la seguridad. La búsqueda se prorrogó por primera vez.
Pese a las adversidades, los expertos siguieron buscando. «Que Olivia y Anna vuelvan a casa. Se ha convertido en algo personal para todos los que estamos abordo del Alvariño», escribió un miembro de la tripulación a sus familiares, dos días más tarde.
Desde la embarcación del IEO se quiere resaltar que en el hallazgo no hubo «ninguna casualidad y que en todas las horas que llevamos de inmersión sólo hemos visto un barco hundido y no en la zona de la niña sino en una zona más alejada».
A todos esos héroes, Beatriz les ha escrito una carta en la que ha reflejado que: «Gracias a ustedes puedo vivir».