Qué le pasó a Santi por la cabeza cuando mató a sus padres y a su hermano pequeño la semana pasada en Elche. Es la pregunta que se hacen los vecinos, los investigadores y la sociedad española en general. El caso ha causado una enorme atracción mediática y una gran consternación en la opinión pública.
La familia del parricida ha roto su silencio un día después de enterrar a las víctimas en medio del dolor y la incomprensión. Aun en shock, han hablado de lo ocurrido para los micrófonos de El Programa de Ana Rosa, en Telecinco. Repiten que Santi era un chico normal, y creen que le tuvo que pasar algo.
“Un chico normal”, es la expresión más repetida estos días por el entorno del parricida, que siguen sin entender qué sucedió. Ayer, los familiares acompañaron los tres ataúdes hasta el cementerio municipal de Elche. No lejos de allí, el autor de la matanza sigue recluido en régimen cerrado en un centro de menores.
Siguen en estado de shock
Uno de los familiares asegura que siguen en shock por las circunstancias que rodean este suceso, aunque tienen una sospecha. Creen que la decisión del menor no es fruto de un arrebato. Explica que “no es de hoy para hoy, le tenía que pasar algo para meditar de esa manera”, aunque no sabe precisar el qué.
El menor mató primero a su madre, luego a su hermano y esperó a que su padre llegara del trabajo para ejecutarlo. Tras el crimen escondió los cuerpos en el cobertizo y estuvo tres haciendo vida normal hasta que confesó. Es precisamente esa frialdad la que sobrecoge a los investigadores y descoloca a los familiares.
Porque según este pariente, “era una personita buena, bien educado, nadie se lo espera”. Tiene claro que “si tú discutes con una persona no lo vas a matar”, y que “después hay otra discusión, y otra, y se llega al punto que se ha llegado”. Pero no había nada fuera de lo común en el muchacho que les hiciera sospechar.
Un asesino frío y despiadado
El juez de instrucción da por finalizada la investigación ya que la confesión del parricida y las evidencias son muy claras. Ese día Santi llegó del colegio y su madre le echó la bronca porque había suspendido cinco asignaturas. El propio adolescente reconoció ante los agentes que aquel fue el detonante.
“Me dijo que era un vago y que me iba a quitar la consola, subí a mi habitación, me puse a pensar y cogí la escopeta”, relató. Primero disparó dos veces por la espalda a su madre cuando estaba en la cocina, y cazó a su hermano cuando intentaba escapar. Luego esperó cuatro o cinco horas a que llegara su padre.
“¿Qué haces?, estoy sangrando”, dijo su padre mientras agonizaba, pero el menor siguió disparando a sangre fría. Acto seguido llevó los cuerpos al cobertizo y los amontonó. Los siguientes tres días fingió estar confinado por covid mientras jugaba a los videojuegos y ocultaba el triple crimen.
Funeral marcado por el dolor
Tres días después confesó los hechos a una vecina y la policía descubrió los cadáveres. Lo que se ha sabido después convierte este suceso en uno de los más macabros de la crónica negra en España. Todos siguen conmocionados por lo ocurrido y siguen preguntándose qué le pasó a Santi por la cabeza.
Ayer, familiares y amigos se despidieron de Jaime y Encarni, los padres de Santi, y de su hermano de diez años. El funeral se celebró en el tanatorio de l’Aljub bajo un fuerte dispositivo policial. Las dos abuelas del parricida, las cuatro hermanas y los seis sobrinos presidieron la ceremonia.
También estuvo presente el alcalde de Elche, Carlos González. Las emociones estaban a flor de piel y un equipo de psicólogos tuvo que atender a la familia en varias ocasiones. Los tres ataúdes viajaron luego al cementerio municipal donde ya descansan, mientras Santi sigue ingresado en un centro de menores.