Historias de todo tipo, circunstancias distintas que a cada uno de nosotros nos ha tocado vivir. Esta, es la historia de Sonia Campagnolo y su hija Lisa.
Una joven que ha quedado destrozada tras la pérdida de su progenitora. Y es que la madre ha fallecido a sus 47 años a causa de un tumor de páncreas.
Una madre coraje como muchas otras que, en sus últimos días con la enfermedad, tenía una gran preocupación. El motivo que tanto le consternaba era dejar a su hija Lisa Campagnolo y sus estudios en la Facultad de Derecho de Padua, en Italia.
Una situación delicada para la joven de 21 años. Un camino de piedras y económicamente exigente, especialmente para ella que, con la muerte de su pilar fundamental, se ha quedado sola.
Por ello, antes de fallecer, esta madre tenía muy claro que quería ayudar y facilitarle al máximo posible este proceso a su niña. A partir de aquí, Sonia quiso que se colocara en la esquela su número de cuenta corriente. Además, el mismo iría precedido de una breve explicación: «Que tu flor sea una donación para apoyar a su hija Lisa Campagnolo».
Una historia de superación constante la de esta madre tras afrontar uno de los peores baches en su vida por su nivel de salud. Siempre de la mano y con todo el apoyo de su hija Lisa, que estuvo con ella en todo momento.
Madre e hija juntas siempre
Lo cierto es que la ‘aventura’ de Sonia y Lisa es un bonito recorrido de una madre y una hija que han sabido mantenerse unidas a pesar de las adversidades. Luchando a contracorriente, haciendo frente y superando las adversidades y las dificultades en la vida.
Las dos vivían en Carmignano di Brenta, en la provincia de Padua. «Tuve una infancia bastante especial. Mi padre nos abandonó cuando yo tenía un año y poco hizo para ayudarme con los gastos. Mamá y yo siempre nos las arreglamos, solo teníamos a los abuelos que nos echaban una mano», dice a La Repubblica Lisa con total naturalidad y emocionada recordando su niñez.
En cualquier caso, un ejemplo de madre luchadora que desde un primero momento crió a su hija Lisa sola sin el apoyo estable de una pareja. Cuando dio a luz apenas tenía 25 años, con su esfuerzo le dio una buena vida a Lisa, mientras compaginaba su tarea de mamá con su trabajo como contable. «'Eres mi gran regalo, mi gran amor'. Crecí escuchando esta frase. Mi madre me dijo que su gran deseo era que yo tuviera un futuro mejor que el de ella. Entonces, cuando me gradué en contabilidad, me convenció para continuar. Y después de un año en Ciencias Políticas me matriculé en Derecho», recuerda Lisa sonriendo mientras hace referencia a su madre.
Aquel diciembre de 2019 llegó la peor de las noticias, le diagnosticaron la enfermedad. Lo primero que pensó la madre fue en curarse.
Sin embargo, y tras el empeoramiento de salud, Sonia comenzó a pensar en cómo garantizar económicamente los estudios de su hija. «Dijo que solo con un título tan prestigioso podría ser una mujer independiente. Por eso ahora estoy decidida a seguir adelante, a pesar de todo», explica Lisa.
En estos días la de 21 cursa segundo año en la Universidad de Padua. «Actualmente no trabajo, pero tengo que buscar algo para pagar mis estudios. Tengo mis abuelos maternos que me ayudan, pero son mayores y no pueden hacerlo solos».
Finalmente, y consciente de su situación, Sonia pidió que le pusieran un mensaje en la esquela. Una petición para que no le llevasen flores en su despedida, sino que le hicieran donaciones a su hija.